lunes, 26 de diciembre de 2011

Navidad, navidad, dulce navidad...Y una puñetera mierda. Odio la navidad, las fiestas, las grandes aglomeraciones de gente. Odio la claustrofobia, el miedo, las risas, la pura diversión de los demás y mi propio aburrimiento. Odio, odio la navidad, la noche buena, la navidad, el año nuevo, la noche vieja, como todos, como nadie. Odio la época consumista en la que estamos. Odio recordarte, a ti, conmigo, sin mi, y echarme a llorar. Odio, lo odio, odio el amor a más no poder. Odio soñar contigo, odio recordarte, odio los mil y un deseos que en esta época suelen pedirse. Odio recordar todos aquellos que pedí, perdidos por el tiempo, como siempre, para siempre. Odio, lo odio, odio este mundo, lleno de obstaculos, de golpes, de fallos.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mi querido regalo.

El frio invierno, el cálido verano, la ausente primavera, el helado otoño. Momentos, épocas, meses, días en concreto. Invierno, un invierno frío, áspero, duro. Siendo sincera, ante ti, ante mi, ante todos vosotros, e de reconocer que odio la navidad, el frio, esta época consumista en la cual cada una de las personas tratan de buscar la perfección, en sus comidas familiar, en sus sueños, en sus casas, comprando los mejores regalos, esos más buscados, más elejidos, los más caros. Época consumista, egoista, nada caritativa, por mucho que demasiados admitan que lo sean. Un regalo, otro, otro más. Un sueño, otro, puede que alguno más, una cena, un feliz año nuevo, un nuevo año, frío, oscuro, ausente para mi misma. Dos años sin ti, sin mi, dos nocheviejas sin tu calor. La navidad, época tan solo economica, consumista, en la cual todos somos competidores de ambos mismos. El espíritu siempre a sido este, a pesar de que muchos alchólichos, locos dementes, o gente sumamente perfecta lo niegue día tras día. En mi opinión, todo tendría que cambiar, como los tiempos, como los pensamientos. Nada de regalos, nada de sueños, nada de superaciones. Solo actividades en grupo, todos, todos juntos. Luchando, por ser feliz. Luchando por volver a sonreir. Un año nuevo, vida nueva, retos nuevos, sonrisas perdidas, sueños encontrados, lágrimas perdidas.

sábado, 17 de diciembre de 2011

En busca de la felicidad.


Felicidad. Una palabra, un sentimiento, un estado, tan placentero, a veces tan sumamente duradero, y otras, tan efímero, tan corto, que apenas se puede saborear con exactitud, saber lo que realmente es esa palabra, su verdadero significado, sin guiarse de lo que dicen los libros, diccionarios, expertos o locos dementes sin sentido, borrachos, o incluso enamorados de este cruel mundo. La felicidad, un sentimiento del cual osan nombrar muchas personas, y pocas de estas realmente lo han sentido verdaderamente. Alegría, ansias, ganas de comerte el mundo entero, a besos, con caricias, de saltar, bailar, cantar, gritar. Sonrisas, más sonrisas, vida, mucha vida. La felicidad, la cual te hace sentir que todo tiene posibles soluciones, que todo va a ir bien, por siempre, para siempre. Puta, absurda, mentirosa. Un estado tan sumamente placentero, que te ayuda a abandonar este mundo durante un tiempo inconcreto, el mismo que esta misma quiera ofrecerte, la cual sin previo aviso se marcha, rápidamente, se esfuma, dejandote caer al suelo, con fuerzas. De rozar las nubes a enterrarte viva, bajo tierra, esa tierra tan fria, tan aspera, tan ausente. Un sentimiento, querido, querido sentimiento que apenas se puede presenciar a veces. Ese al cual se le llama felicidad, correspondido con sonrisas, con ánimos, con vida, con ganas, fuerzas, el cual se borra, rápidamente, de un día para otro, de un segundo, de un minuto, de una vida entera. Adios, hasta nunca, hasta siempre. Ya no volveras a sentir el dulce aroma de las sonrisas, de la vida. Ya no soñarás, ya no amarás, ya apenas viviras, tenlo claro. La felicidad se ha ido, te ha abandonado, a ti, a mi, para siempre, como nuestro siempre. Se a escondido, bajo tierra, quizás bajo el mar, cual la sirenita, la misma que cantaba a todas horas, que se enamoró de un amor medio imposible, y que gracias a la mágia, pudo cumplir todos sus sueños. Mágia, felicidad, bienestar. Retos imposibles, y metas por superar.
Soy persona. Sufro, padezco, pienso, lamento, e incluso sonrio, aunque a veces esto resulte imposible de afrontar, incluso de pensarlo. Sí, sonrio, ampliamente, otras veces menos, con más ganas, con menos, al igual que lloro, mucho, demasiado. Tengo sonrisas verdaderas, muy pocas, pero existen, existen en mi vida, cosa que muchos de vosotros seguro que dudais. No todo es de tono negro, no todo siempre tiene un final. Soy pesimista, masoca y sadomasoquista incluso, pero sé apreciar los momentos buenos, el oxígeno que llega a mis pulmones, la risa, un buen chiste, un abrazo, una caricia. Sé apreciar lo mucho que de vez en cuando, trata de darme esta vida, al igual que lo poco, lo mínimo que me ofrece en otras ocasiones. Admito, admito y nunca negaría que esta vida, tan cruel, tan fría, apenas me ofrece calor, amor, cariño, tan solo ansiedad, disgustos, lágrimas, dolores. Pero he oido, que hay que aprender a sufrir para al fin, ser feliz, y yo, quiero serlo.

Ya no te puedo pedir cosas improbables.


Escuchame, amor, sé que ya no soy nada apenas para ti. Pero busca, busca donde quedó el cariño, la pasión, el amor, la confianza, al menos la pura curiosidad. Busca todo aquello que perdimos, a mitad del camino, de los kilómetros, lejos, muy lejos de ambos. Búscame, búscate, a un nosotros, a ese que era anteriormente. No, no confundas, no, no quiero arreglarlo de nuevo. No quiero volver a pensar en ti, a llorar por ti, a sentir la muerte tan solo por ti. Por ti, por mis actos, por lo nuestro. No confundas mis palabras, no me interrumpas, quédate en silecio y escuchame. Mejor dicho, leeme, lee mis palabras, esas que tanto adorastes, que tanto amastes, y luego, odiastes, aborrecistes, borrastes. No quiero que todo vuelva a ser como antes, pues es realmente improbable, por no decir imposible, palabra de la cual desconfio, ya que lo imposible es por definición posible. No quiero que vuelvan tus besos, ni tus palabras, ni el amor. No, ya no quiero nada de eso. No quiero volver a recordarte, a soñar contigo, a enamorarme, de ti, como nunca jamás me había enamorado. No quiero sonreir por ti, para la media hora estar llorando de nuevo. No quiero fiarme de la distancia, ni de los kilómetros, ni del destino, de nada que no esté escrito, ni de ciencas no exactas. No, ya no quiero tus besos, tus te amos, nuestros momentos vividos. No quiero un siempre, porque sé que no será cierto. No quiero más mentiras, ni engaños, pero con ello no me refiero que sea de ti a mi, podría ser incluso al revez. No quiero más despedidas, más borderías, más palabras bonitas que luego tienen dobles significados. No quiero verte con ella, pero tampoco conmigo. No quiero volver a vivir por ti, y tan solo para ti, ni centrarme en ti, en tu absurda gilipollez, en lo bonita que era nuestra historia, cuando realmente estabamos ambos muy ciegos. No, ya no quiero volver contigo, no, ya no quiero nada de eso. Quiero tenerte, a mi lado, como ahora mismo no te tengo. Como un amigo, como un hermano, como aquel fiel amante del cual un día, sin motivos ni razones, dejé escapar. Quiero que em abrazes, con fuerzas, a pesar de que los kilómetros sean muy fríos y infranqueables, quiero que te quedes conmigo. Para animare, para que me preguntes como estoy, para que te preocupes por mi, por mi bienestar, como cualquier simple amigo haría. Quiero, quiero que estés siempre conmigo. No de un modo imposible, como anteriormente, y reconozco, aún una parte de mi sigue queriendo. Quiero tenerte de un modo posible, a distancia, conmigo, que me abrazes, me aconsejes, me animes. Quiero, y quería pasar este pasado dieciseis contigo, en el cual hubieramos hecho dos años. No para llorar, no para arrepentirnos ni para recordar, si no para ver el principio de algo nuevo, de una buena amista, de algo que nada ni nadie podrá volver a desmontar. Pero no, imposible, ya nada es igual. Sé que te tengo, sabes que me tienes, pero las fuerzas me faltan ya. No estás aqui, y no me refiero a mi lado, de forma física, ni nada por el estilo. No estás a mi lado, no me ayudas, ni te preocupas por mi. Ya no soy nada para ti. Nada, tan solo otra persona más, la cual vino y se fue, de manera rápida y silenciosa, y que dejó marcado en ti el dolor. Ya no soy nada, ni nadie, y no es eso lo que pretendo. Por lo cual, escúchame, leeme, sienteme, haz lo que quieras, lo que quieras conmigo. Odiame, útilizame, hiereme, todo lo que necesites para sentirte bien. Pero luego, vuelve, vuelve conmigo. Con la Marta que conocistes hace más aún de dos años, querido Sergio del pasado. Vuelve, para estar conmigo, para cuidarme, pues te necesito. No sabes cuantísimo me haces falta.

Antes de morir prefiero estar bajo tierra.


Voy a ser sincera. Contigo, conmigo, con todos vosotros. Sincera hacia mi corazón, hacia mis miedos, hacia mi forma de expresión. Voy a sincerarme, a desnudarme ante todos, dejar mi piel, mi cuerpo, sin ninguna ropa aparente, sin ningún tejido, para que se pueda apreciar, o bien si no odiar como realmente soy. Empezaré gritando todos mis miedos, sin ninguna prisa, pero tampoco sin pausas. Gritando todo aquello que me ocurre, que me ha ocurrido, y que estoy exactamente segura de que en un futuro algo cercano puede que también me ocurra. Tengo miedo, mucho miedo. Al frio invierno, a las despedidas, a un hasta luego, a un adios, a las promesas, a los para siempre. Tengo miedo, soy miedica, tiemblo por todo lo que me rodea. Sufro, lloro, me rompo, en mil pedazos, en cientos, sin previo aviso. Cosas de la vida, una historia, un sueño, una promesa, todo demolido, con una simple grua, movida por un acto. Nada es fácil, nada que quiera, o que tú mismo quieras hacer te será fácil en esta vida; pues se aprenden de golpes y caidas, de desilusiones, de esperanzas rotas, de llantos, contra la almohada, en el suelo, rodeada de un millón de almas que no te ofrecen nada, ni una pizca de compasión. Nada me es fácil, ni me ha sido fácil nunca. No es fácil sobrevivir sin ti, sin tu cariño, y sin tu absurda gilipollez. Tampoco es fácil afrontar todo el peso que a veces se carga tras la espalda, las risas, los insultos, miradas, el odio, sin motivo, sin circunstancia, tan solo porque te tocó a ti, entre un millón de almas al azar sin previa consulta a cada una de si quería participar en este juego tan duro, tan ruin, lleno de trampas, también conocido como la vida. La vida, triste, absurda, dolorosa desde mi punto de vista. Me sincero, me sincero ante ti, ante todos, que tan solo soy fuerte aparentemente. Puedo sonreir de forma forzada, tratar de finjir, aguantar, tragar, una y otra vez, cada vez con más frecuencia. Puedo hacerme la dura, borde, fría, e incluso estoy segura de que puedo llegar a ser tal cual una roca, dura, fuerte, sin sentimientos aparentes, pero no es más que una máscara, un engaño, un simple hechizo durante un periodo de tiempo, horas, minutos, días, incluso años, el cual trato de mantener, estando muy alerta. Lloro, juro, prometo, podría incluso decir que los trescientos sesenta y cinco días que hay en cada uno de estos asquerosos años que he vivido, uno de cada dos me he hundido, he llorado, he abandonado este frágil mundo, tan frágil como yo. Porque las palabras hacen daño, duelen, a pesar de que luego no dejen cicatrices visibles. Esas cicatrices, tan escondidas, tan buscadas, transformadas en miedos,en pánico, en nerviosismo, en ansiedad, en un triste final. Palabras, actos, más palabras, risas. Ojalá que tú, que vosotros, pudierais ver por un simple día, unas simples horas la vida desde distinto prisma, mi prisma. Ya no existe el color rosa, ni las flores, la primavera, todo se a remplazado por el frío invierno, sola, muy sola. Angustia, temores, más miradas, que me acosan, que me buscan, que me hablan sin decir palabras. Mi mirada, confusa, hacia el suelo, hacia otros lados, con rapidez, con tal de ser fuerte, de seguir manteniendo la apariencia, tal cual como lo roca, sin poder evitar llorar a veces, pequeños pedazitos de mi alma que salen volando, resbalando por mis mejillas, de forma silenciosa, muy disimulada. Jodidas, putas, tratan de concienciarse ellas mismas de que no existen por el simple hecho de que están ya cansadas de salir, y salir, empapar mis mejillas, mis camisetas, dejarme incluso sin respiración. Cruel, que cruel que es este mundo, que me permite, a mi y a muchas almas más presentes en este planeta Tierra, sufrir este dolor tan grande, que te consume por dentro, que te mata, que te quema, que te encierra. En vida sin vivir, con sonrisas sin sonreir. Soñando sin sueños, luchando sin motivos. Soy sincera, te lo cuento, os lo cuento, me lo cuento a mi misma. He querido abandonar este mundo, muchas, quinientas mil veces, incluso lo he intentado. He buscado otro paraiso, un paraiso artificial, donde no estes tú, ni vosotros, nadie, tan solo yo. Yo, para cuidarme, para amarme, para tratar de curarme. Porque estoy enferma, poseo una gran enfermedad. Según estudié a principios de curso, la salud es el completo bienestar tanto físico, mental como social, y a mi ya me fallan dos de las tres bases necesarias para el bienestar. Estoy enferma, y creo qe andie me puede curar. De las heridas que normalmente me provoco, del miedo, la ansiedad, de mis malos pensamientos, pero no hacia los demás, hacia mi. Cual niña pequeña que ve a su madre morir, y no puede dejar de sufrir. He presenciado mi muerte, la mia, en sueños, en puras imaginaciones, pero no puedo admitir que nunca disfrutara con ellas. Recuerdo, recuerdo perfectamente que a los siete años de edad, trataba de imaginar, la vida de los demás sin mi, sin la misma que soy ahora. Bonita, pura, limpia. Desde tan pequeña un estorbo, y ahora, más mayor, un muermo. Pero se supone, que hay que luchar. Se supone, que aún queda mucho por aguantar, que triste esta vida, maldita soledad.
Tantas lágrimas, tantas despedidas y después de todo, sigo viva.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Antes dibujaba corazones en el calendario, ahora me dedico a tacharlos.

Triste, triste, fria realidad. Fechas, recuerdos, simples números, pero con un gran valor, con un grandisimo signifido. Miedo, ansiedad, asxifia. Un años, dos años, ayer, mañana. Ayer, fue catorde de diciembre. Un simple día, con un gran de sentido para mi, para otros, con grandes miedos salidos a la luz. Pesadillas nada mas dormir, ansiedad nada mas despertar. Lagrimas, pereza, todo me daba igual. Una mala cara, una sonrisa finjida. Una lágrima una despedida. Llanto, penas, bómito, sangre. Un adios, para siempre, como nuestro siempre. Un fin, sincero, demasiado duro para afrontarlo. Un catorce sin ti, sin mi, sin nadie. Recuerdos, malos actos, gritos. Sangre derramandose por mis brazos. Un cuchillo, una salida, rapida, pero dolorosa. Un no, un tranquilizate, un pronto volveremos a joder. A joder, a joderte, a joderme. Encerrada, sin ti, sin mi, en nuestro propio día. Tengo miedo, mucho miedo. Mañana es dieciseis, día tan esperaod y tan odiado. La muerte, dura, pero a la vez tan corta, que tanto se me aproxima. El miedo, las pocas ganas. Quieor irme, lejos, pero contigo. Llevame, sacame de este cruel mundo. De las lagrimas, de tus recuerdoa. Saca a esta niña que hoy mismo se puso a llorar delante de un sacerdote. Llevatela, contigo, enseñame a bolar. Pues tengo un gran corazón, o al menos eso mismo me dijo. Llevame, vete, ya, ahora, lejos.

Se acabó el billete de ida.

La vida es como una montaña rusa. De aparencia larga, pero realmentr tan rápida que tus recuerdos al final se igualarán a simples minutos. Tal cual una montaña rusa, con cuestas hacia alante, cargando un gran peso tras tu espalda. Con miedos, pánico, nerviosismo, algo de intranquilidad, las mismas sensaciones que se experimentan cuando ese maldito trasto se eleva hasta lo más algo, a un ritmo algo lento, ya que le cuesta cargar con tanto peso, afrontarlo, no rendirse. Tal cual como la vida, tan larga que parece, tan lenta, justo cuando los miedos, el pánico acude a ella, al igual que el aburrimiento. Pero fin, para siempre, como nuestro siempre. Llegó la diversión, aquello a lo cual divierte a muchos locos dementes de este gran mundo. Una caida, rápida, sin previo aviso, en la cual se escuchan gritos, muy fuertes, hasta el punto de dejarte sorda. Al igual que en esta vida, cruel vida, la cual nos dedica largas caidas hacia el propio suelo sin previo aviso. Dolorosas, puras, sinceras, horrorosas. En las cuales te cuesta respirar, volver a caminar. Es el día a día, los miedos, la inseguridad. La vida tal y cual, en la que Dios tiene un extraño sentido del humor. Una caida, rápida, en la cual la digestión se te para, los miedos salen a la luz, la ansiedad, el final. Una caida, tan dura, tan efimera, y a veces tan larga de afrontar, tan duradera, durante años, meses, días, incluso vidas. Ese maldito trato sigue cayendo, rápidamente, hasta que se estampa contra en suelo. Ya que su diseño está perfeccionado, sigue caminando, sin pausa pero sin prisas, relajandose tras la caida. Lástima que esta vida no este a base de golpes, de caidas, en la cual todos seamos perfectos para saber superarlo. En esta vida no hay nada ni nadie que te impulse, ni una salida, nada. Solo otra cuesta alta por subir, miles de miedos por descubrir. Un camino, lleno de espinas y alambres. Una futura caida, puede ser, o un lento descenso hacia la felicidad. El estúpido trasto sigue avanzando, sin miedo, sin apenas desesperarse. Es fuerte, como sus materiales, y las sensaciones que eneste justo momento le rodean son adrenalina, miedo, entusiasmo, ganas de mas, y mas. La misma sensación que se tiene al levantarse del suelo, frio, aspero. Ganas de vivir, de amar, cual preso sacado de la carcel sin delito aparente. Sigue andando, caminando, ahora la velocidad aumenta. Los sentimientos se vuelven algo maa confusos, miedo, pánico, no puedes con todo esto. Te puede, de nuevo tu digestión, remontada y relajada, se corta, se para, produciendote un agudo dolor en el vientre. Otra caida, otro ascenso, mas alto, mucho mas, vueltas, con fuerzas, hasta llegar a la pura desesperación. Ahora, el final de la partida, tu ultima caida. Una caida, de dos metros, puede que mas, a alta velocidad. Gritos, miedos, puede que desmayos, y al fin aquello tan esperado, el fin, un ya he salido de aqui. Cual la muerte, dura, pero rápida en algunas ocasiones, dolorosa o sin dolor, en la cual se rinde tu corazón. Fin de la partida, se acabó tu billete de ida. La vida es corta, dura, cruel. Fin, hasta pronto, hasta nunca, nunca mas se volverá a repetir. Por mucho que lo deses, por mucho que lo sueñes, nada mas volverá a ocurrir. Ya no puedes volver a montar, para intentar disfrutar. Vida triste, dura, cual montaña rusa, cuales miedos, cual infierno, cual la ausencia del cariño. Y con todo esto solo queda decir, que odio las caidas al aire libre, las montañas rusas, las despedidas, las atracciones, el miedo, el pánico, la ansiedad, hasta la propia, pura vida que me consume poco a poco.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Reconozco que no tengo lo que me merezco.

Tengo miedo. Pero no de ti, ni de ellos, tan solo de mi. De esta vida, de mis actos, de mis miedos. Tengo miedo al invierno, al frio, a la soledad. Tengo miedo a las miradas, las risas, a un nunca mas. Tengo miedo a las promesas rotas, a los jamases, a la desesperación. Tengo miedo a la noches, las madrugadas, la oscuridad. Miedo a todo lo que me rodea, a mi, a todos estos locos mentales, a mi vida. Miedo a no volver a sonreir nunca mas, miedo al fin, a terminar. Terminar conmigo, contigo. Tengo miedo, miedo a la soledad, a ya apenas poder luchar, al dolor, a las lágrimas, al fin de la partida. Se acabo, me acabé, acabamos. Esta historia, la tuya, la mia, la nuestra, se quemó se perdió, de forma aleatoria como muchas otras. Ahora, solo estoy yo, mi historia, sola, sin nadie. Entre la gente, la cual abusa de mi, la que se rie, la que disfruta siendo feliz. Nunca pensé que llegaria a rebajarme hasta estar aqui. Sin ti, sin mi, conviviendo con las lagrimas, con la ansiedad. He cambiado, has cambiado. No estoy segura si para bien o sino, para mal. No sé si sigo siendo dulce, o tan solo soy una desconfiada. Según dicen, maduré un poco mas. Aprendi a decidir, pensando en mi, no en los demás, sin apenas importarme. Yo, yo soy la dueña de mi vida y de mi propio destino. Fin, fin, para siempre. He crecido, ya no queda nada de niña en mi. Ya no hay inocencia, ni sonrisas, ni esa forma tan dulce de ver el mundo. No, ya no. Ahora, hay borderias, lágrimas, y obstaculos llenos de cristales por todos los lados. Soy un ser humano, soy persona, cosa que creo que muchos desconocen. Tengo sentimientos, miedos, promesas, sueños derruidos. Tengo toda una vida por delante, a pesar de que miles de obstaculos tratan de acortarla. Tengo derechos, los mismos que tu, que todos. Derechos a vivir, a ser feliz, libertad, libertades a ser feliz, libre.Quizas cueste afrontarlo, asimilarlo, demasiada información de golpe. Soy yo, como todos, como tu, solo que un poquito diferente. Diferente, rara, pero no única; sino especial. Especial, a mi modo, cual superheroe con sus habilidades. Yo, con mis miedos, mi angustia, mi mala vida. Yo, con mis lágrimas, mis ataques de ansiedad, mis sonrisas finjidas. Yo, con mi destino mal elegido, con tu recuerdo, sola, sin nadie. Yo, sin ti, sin mi, abandonada.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Ciudad similada, mundo imaginario.

Pensar, sentir, extrañar, sufrir. Sentirte, sentirme, lejos, muy lejos. Sonreir, llorar, morir. Por dentro, por fuera, por todos lados. Dolor, ansiedad, miedo. Un sentimiento, fuerte, sincero, el cual causa un grave dolor, profundo, nunca ausente, en tu corazón. Un camino, un destino, hace alante, directo al futuro, a un nuevo futuro, sin ti, sin mi, sin nadie.
Lejos, muy lejos. Tomé un billete de ida, de una nueva cabina. Lo pagé con todo mi esfuerzo, lo busqué sin parar. No he tomado el de vuelta. Quiero irme, pero no volver. Salir de aquí, de este mundo, de este gruel mundo, hasta la segunda estrella a la derecha. Donde te tenía, a un mundo paralelo, donde aún te tenga. Salir corriendo, presa del miedo, del pánico, sola, dejando a un lado a todas aquellas malas personas que se toparon en mi camino. Correr, abrir la puerta, huir, esconderse, entre la oscuridad, la gente, las miradas confusas. Un tren, un avión, un autobus, mi salvación. Irme, lejos, muy lejos, sin nadie, sola, conmigo. Visitar una ciudad desconocida, la cual no me recuerde a ti, nueva vida, nuevo futuro, nuevo presente. Pasear por las calles, sola, sin miedo, sin nadie, desconocidas para mi. Esconderme de las sombras, para ser al final una de ellas. Robar para vivir, vivir para robar. Dormir en la calle, en el suelo, sola, sin nadie, sin mucho importarme. Tu mirada preocupada, al enterarte. Lágrimas de mis padres, sueños de un pasado. Tu, sin mi, sin ti, ¿acaso te arrepentirias? Pues ven a por mi. En este, en este futuro similado. Sal de casa, vístete, guiate por el viento, por mis gritos, por mis recuerdos. Me conoces más que a nadie, sabes perfectamente a donde iria. Haz las maletas, deja a un lado todo lo que tienes, por mi, por ti. Montaté en un tren, solo, sin nadie, sin ti mismo, en mi busca. Recorre las calles, los callejones, todos los lugares de esa fría ciudad simulada, hasta llegar hasta mi. Llamame, abrazame, acurrucame, llorame, besame, alimentame, cuidate. Regañame, enfadate, demuestramelo, pero no me sueltes, no me dejes. Acurrucame entre tus brazos, en medio de las calles, del frio, de la gente, sin importarte nada más. Borra el pasado, el presente, incluso el futuro. Borralo todo, todo cuando seas capaz, y quedate conmigo. Dímelo, díme aquello que tanto quise escuchar desde hace mucho, mucho tiempo. Susurralo, grítalo, en aquella ciudad finjida que yo misma invente, que tu mismo visitastes. Olvidalo, todo, todo, menos a mi. Empezemos de nuevo, tu, yo, nosotros, sin nadia más, sin nada más. Levantame del suelo, con cuidado, llevame contigo. No volvería a mi casa, no te pediría que lo hizieras. Solo, que me llevaras, lejos. Muy lejos, contigo, a donde fuera. A otro mundo, imaginario, los dos solos, por siempre, para siempre, pero un siempre verdadero, no como el que dijimos hará ya casi dos años. Agarrame, pero no me sueltes. Abrazame, amame, empezemos de nuevo. Y no nos arrepentiremos. Ahora, dejo de soñar. Ya no sueño, ya no sonrio, no, es imposible. Pero ven, vente conmigo, a esa ciudad simulada, a ese mundo imaginario, nuestro, solo nuestro. Abandonemos este mundo, de una vez por todas, para poder encontrar nuestro lugar. Y gritemos, bailemos, amemos, pero juntos, siempre juntos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Como gran loca demente, tengo derecho a hablar...

El amor. ¿Un sentimiento o una simple palabra? Dicen las malas lenguas, que es algo pasajero, poco duradero. Otros pequeños aventurados osan decir que es algo con lo cual se nace, se vive, se convive y se muere. He oido decir que los filosofos piensan que es algo espontaneo, sincero y puede que algo duradero. En mi opinión, contra un millón de sabios, alcholicos y dementes, opino que el amor no es más que una sensación, un sentimiento que experimenta tu cuerpo, que te llena de vida, de animos, cual primavera, en algunas ocasiones. En otras, en cambio, el amor es lluvia, tormenta, catastrofes, dolor, lágrimas. El amor duele, y pongo mi palabra ante cualquier filosofo moderno de que ss fuerte, cansino, y una pequeña obsesion hacia alguien durante un tiempo inconcreto. El amor es alegria, y a la misma vez tristeza, una clara representación sobre la bipolaridad. Un día tocas las nubes, otro te estancas sobre el suelo. Es un sentimiento, una palabra, un gran significado, a veces incluso una ironia. Ironia cuando no es correspondido, o bien cuando el pecho te arde, te duele, incluso te mata. Yo creo, es mas, afirmo que se pueda morir por amor, por ese bonito y cruel sentimiento. Se puede morir, sufrir, incluso ser feliz. Llorar, gritar, bailar, celebrar. Cupido, fiel simbolo del amor, no es mas que mercancia barata para llamar la antención. Creo, afirmo, pongo toda mi fé en el amor a primera vista; pues cuando le ves, sabes que es él. El mundo cambia, todo es más fácil, durante unos simples instantes, para luego quizas combertirse aquello en la mas horrible de tus pesadillas. Causa del destino, ambas cosas. Sinceramente, sí, puedo afirmar que creo en el amor. En los sentimientos, en las veces que sientes morir por ellos. Pero no, no estoy de acuerdo con su forma de ser, a veces tan autonoma, otras tan pesada y cargante. Defiendo, como otra loca demente en este mundo que aun gira, algo cansado ya, al amor por encima de todas las cosas. Apuesto que este puede con todo, siempre que sea muy fuerte y que las dos personas, esten muy unidas, al igual que apuesto sobre que cuando acaba, es culpa de una de las personas, o incluso las ambas que estaban implicadas, no de este sentimiento en si. Por celos, confusion, miedo, y unos diversos adjetivos mas. A veces, son tan realmente crueles estas que abandonan a ese sentimiento, esa palabra. Yo opino, comento, expreso mis sentimientos. El amor, tal como sentimiento, como sensación y como palabra, crei haberlo vivido muchas veces, a lo largo de mi corta vida, pero con el tiempo, logras darte cuenta de que tan solo has estado engañandote a ti misma, y aquello que sentistes realmente no fue más que un simple capricho. Yo, sicópata perdida en este mundo, senti, vivi el amor como nadie junto a la persona a la cual más querí y más amé, a pesar de que eso ya sean palabras mayores. Experimenté el suave cosquilleo en el estomago, los nervios, las sonrisas, incluso el miedo, la desilusión, las lágrimas. Mi amor era fuerte, duro, resistente. Tenía un obstaculo, una barrera poco franqueable, llamada distancia. Yo, junto a el, luche contra esta con todas mis fuerzas, nuestras fuerzas. Afirmo, asiento, se puede sentir eso que llamamos amor a distancia, incluso sin haber tenido a esa persona nunca cerca, nunca a tu lado. El destino, cruel destino, que maneja nuestras vidas. Distancia, destino, amor, no encajaron bien en aquella situación. Se rompió, me rompí, en parte se acabó el amor. Para el, pero en mi aún sigue aqui. Ese amor que es obsesión, pesado, duro de afrontar. Ese que hace que te duela la barriga, y apenas puedas respirar. Amor, amor de ciegos, de distancia, de sufrimientos, de lágrimas, de destino, es el cual tengo, el cual vivo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Querida alma gemela...

Miedo, sueños, ilusiones. Sonrisas, miradas, lágrimas, consuelos. Un abrazo, fuerte, con ganas, con fuerzas, lleno de vida, de amor, de cariño, de unión, de alegria, de sincerdad, de miedos confesados, de lágrimas tras la almohada, de carcajadas, de ilusiones, promesas, único, verdadero. Aquel abrazo, de ayer, de un pasado muy cercano a hoy. Con fuerzas, ganas, como si aquel fuera mi nuevo elexir de la vida. Mis ganas, mi ilusión, y mis ojos llenos de lágrimas. Con ella, conmigo. Aquel momento en el cual la ví salir de su ascendor, el cual conozco mejor que al mio propio. Su sonrisa al verme, su animo, su alegria, su ilusión. Una puerta se abrió, alguien se me abalanzó. Ella, a abrazarme, a mimarme, a gritar, un te quiero, un qué guapa estás, un te echaba de menos. Esa sonrisa, mia, suya, amplia, como nunca. Esas lágrimas que salieron, sin poder evitarlo. Ese siempre, de hará ya más de un año, un siempre, por siempre, para siempre. Todas aquellas promesas, momentos vividos, revividos en un solo abrazo. Esas lágrimas, todos aquellos animos, las preocupaciones, esos qué vas a hacer,esas sonrisas, no finjidas, únicas, esa confianza, esas lágrimas, sinceras, sin miedo, incluso todas aquellas despedidas. Revivir todo lo vivido, con ella, con mi alma gemela, hará ya más de un año. Aquel primer momento en el cual la vi, y lo cerca que la sentí de mi. Esa sonrisa forzada, esa mirada perdida, con miedo, sola, encerrada. Supe que sería para mi, la razón de mi sonrisa, mi querida medicina. Aquel día, antes del recreto, en aquel infierno de instituto a la cual anteriormente iba ella, conmigo. Esa hora de gimnasia, con aquel horrible balón de baloncesto. Ella, a mi lado, yo, con ella. Nuestras primeras palabras. Un hola, un eres algo tímida, un creo que te pareces a mi. En aquel momento, entendí que ella sería fundamental para mi. Cual la pieza de un gran puzle con la cual ambas piezas se juntan. Ella me sonrió, ampliamente, sin miedo, de forma verdadera, sincera, como nunca nadie me había sonreido. Luego, nos unimos, como nunca, para siempre. Todas las combersaciones, sueños, imaginaciones, de un mundo paralelo, juntas, fuera de este mundo en el cual estamos discriminadas, al cual odiamos. Pasamos miles de horas muertas hablando, juntas. En todos los cambios de horas, de clases, a las salidas, en la puerta de mi casa. Nuevos abrazos, recordados, tan profundos, tan grandes. Luego, las veces que salí con ella. Un día, tras haber salido del hospital. Me agarró de la mano, y salimos, ambas, corriendo, a la primera tienda que ambas encontramos. Me habías extrañado, y yo lo tenía claro. Fotos, abrazos, besos, sonrisas. Y mi típica pregunta: ¡¿Qué hora es?!. Luego, también otros momentos, algo más tristes, más duros. Miedo, soledad, lágrimas, sin fin. Sus abrazos, los mios, sus animos, los mios. Risas, gente, oscuridad, dolor, sangre. Impotencia, golpes. Pero ella me levantó, con ganas, con animos, igual que siempre yo hize. Aquel día que fuimos ambas a ver una procesión, en la cual no pudimos reir más. O cuando ella misma fue a verme a mi y la llamé, sin poder evitar reir. Más recuerdos, con ella, conmigo, muchos más, demasiados como para poder contar. Aquella fiesta, en la cual lloré, como nunca, exploté. Antes de nada, ella oprimió mi mano, con fuerzas, firme, y no me soltó, en toda la noche. Me abrazó, como nunca había hecho. Lloré en su hombro, ante los ojos de todos los demás, de aquellas miradas de odio, sin mucho importarme. Y después, nuestra comida, y luego, nuestra despedida. Nunca me gustó decirle adios, por lo cual, prefiero decirle día tras día un hasta luego, un hasta pronto. Ella se fue, de mi instituto, y a pesar de que aún sigue cerca, a tan solo diez minutos de mi casa, ya no forma parte de mi rutina, almenos físicamente, todos los días. Aquella despedida, con aquellas lágrimas, mi cara empapada de pintura, algo corrida, caracterizada por mi nueva etapa de vida. Ese siempre estaremos juntas, ese te echaré de menos. Ella vino a verme, por mi cumpleaños, mi mejor regalo. Fui a buscarla, y nada más verla, no pude evitar correr, extrecharla entre mis brazos. Me sentia, al igual que me siento ahora, con vida nada más estar a su lado, abrazarla. Fue mi mejor regalo de cumpleaños, lo único que me hizo sonreir, ser feliz. Aún conservo aquel peluche con aquellas cartas que ella me dedicó, en mi mesilla, al cual sonrio nada más ver. Siempre, siempre sentía y siento vacio justo cuando se aleja de mi. Cual borracho sin su botella, en falta de esta. Más momentos, demasiado largos, extensos, aquel día que se sentó conmigo en la calle, y ambas no pudimos empedir llorar, esa película en su casa, aquella vez que dejé caer adcidentalmente un millón de patatas al suelo, aquellos obreros, esos besos. Halloween, vestidas de gatitas, algo por lo cual por poco me pegó. Ese policía, aquel candado, la misma llave que siempre llevo conmigo. Ayer, de nuevo, juntas. Tras aquel abrazo, sonrisas, amor, cariño, reflejado en nuestras miradas. Podría tirarme un millón de horas hablando con ella sin apenas darme cuenta. Todas aquellas confesiones que tuvimos, esos me preocupo por ti. Un viaje, ella, yo, juntas, hacia el polo norte, muy lejos de aquí. Un te extrañaba, un siempre estarás allí. Ella, mi alma gemela, mi vida, mi sonrisa. Lo más grande que tengo, lo más cercano que encuentro. Bajo la lluvia, ayer, ella y yo, aquel chico que se nos acercó. "Nosa, nosa, así vo se di mata..", otro abrazo, miedo, desilusión. Porque una de las dos se iba, de nuevo. Vacio, un abrazo más grande, más fuerte. Un te quiero, un cuidate, un todo irá bien. Una promesa, un sé fuerte, un sé que puedes. No se soltó de mi hasta que mi ascensor se cerró, forzandola a irse de allí. Una sonrisa, amplia, muy amplia. Y ahora, me tiene aquí. Escribiendole, como siempre, para siempre, como nuestro siempre. Quiero que me tenga siempre a su lado, que sonrisa, que reviva conmigo todos aquellos momentos. Un para siempre, hasta que el tiempo haya podido con nosotras. Lucharé, por ella, por mi, por aquel futuro, juntas. Pronto, muy pronto, estaré junto a ella, siempre, por siempre. Y mi vida, estará llena de sonrisas, de fuerzas, de animos, de ganas, de ella. Querida alma gemela, sé que estás ahí, leyendo esto. También que tienes miedo, de quedarte sin mi, sola, para siempre. De cualquier estupidez, del tiempo, de la vida, del destino, de mis miedos, de mis preocupaciones, pero olvida, olvidalo todo, todo lo malo, hay que sacarlo de nuestra vida. Centrate en ti, en mi, conmigo, y en el tamaño de nuestras sonrisas. Nada irá mal, demos paso a lo bueno, juntas, a la felicidad. Porque esto, es cosa de dos. De ti, de mi, juntas, conmigo, unidas. Recuerda las promesas, los sueños, los para siempre, los abrazos, los besos, todos aquellos momentos. Pues siempre será siempre, pues por ti vivo, por ti sonrio. Querida alma gemela, espero que me leas, allá donde quiera que estés lucharé contra el viento y la marea, yo sé que es así, espero que me leas, busco mi otra mitad, y no hay duda de que tú lo seas...

Nadie dijo...

Nadie dijo que fuera a ser facil. Gran verdad, verdadera frialdad. Nadie me dijo jamás que fuera a ser facil olvidarte, pero yo consideré aquel pensamiento como una buena opción, al principio de todo. Nadie jamás me dijo que sería facil caminar, tras mis primeros pasos, ni aprender, hablar, crecer. Nadie dijo que sería facil sonreir, soñar, incluso vivir. Cual preso encerrado sin delito aparente me encuentro. Entre cuatro paredes, estrechas, pequeñas, asfixiantes. Las mismas que quieren dejarme sin vida, sin ti, sin mi. Sé que te dije que ya no volvería a hablar más de ti, y de tu absurda gilipollez. Pero estas lejos, a millones de estrellas, de sueños, de pasos, a centenares de kilómetros. Y este es el único medio a traves del cual puedo referirme a ti. Recordar los momentos vividos, esos en los cuales estabas a mi lado. Nadie dijo que fuera facil nuestro amor, querido. Pero ambos luchamos, como siempre hay que hacer, con fuezas, ganas, ilusión. Falle, fallastes, fallamos. Caimos, tu, yo, conmigo, pero separados. El golpe fue duro, fuerte, seco, sin aviso, incluso sin respuesta. Un adios, un hasta nunca. Cual sueño destruido, esperanza perdida. Vertigo, dolor, aun más grande que la vista hacia abajo cuando te encuentras en un edificio de 200 pisos. Alli, en el cielo, en las estrellas, en nuestro mundo paralelo. Alli, donde antes tan cerca te sentia. Ya no estas, ya no estaras. Mis ilusiones se tiraron, de golpe, a una caida sin paracaidas. Por lo cual, se rompieron, impactaron contra el suelo, se demolieron. Frio, mucho frio. Sin ti, sin mi, sin nada. Nadie dijo que fuera facil levantarse del suelo, pero a pesar de todo lo hize. Recojí los restos de nuestro amor, de las ilusiones, enterré el miedo, el dolor, las lágrimas. Renací, de nuevo. Tenia qur intentarlo, aunque fuera por ultima vez. Por aquel deseo, de hará dos años, que pedí, que roge, que soñe, mientras que lanzaba una moneda a aquel pozo de los deseos, con fuerzas, ilusión, las mismas que pronto se rompieron, desaparecieron. Luche, por ti, por mi, por una segunda vez, por un tal vez. Ilusiones, sonrisas, esperanzas. Cual madre desesperada porque su hijo sobreviva tras un grave adcidente de trafico. El medico, fiel, seguro, le afirma que aquella operación le sacaria de aquel trance, aquel coma, tan duro de asimilar. Ilusion, alegria, fuerzas. Pero no. Jamas, nunca, imposible. No existe la palabra improbable en este cuento de dos. Te fuistes, me fui, el doctor perdio a su paciente. Desangrado, peor de lo que aun estaba, por su culpa. Este culpará a la ciencia, y su madre llorara, lamentandolo, una y otra vez. En ti, en mi, lo mismo pasó, sin duda, sin mas. Falsas esperanzas, lejanas ilusiones. Se rompio, tu amor, ese que se vinculaba conmigo, en mil pedazos. Tu culpastes a la distancia, a aquello que hay entre nosotros, como aquel doctor a la ciencia. No me culpastes a mi, ni a ti, solo a la mala de nuestro cuento de hadas, al destino, a todo lo que este relacionado con ella; kilometros, risas, llantos, engaños. Y yo, cual la madre, perdi las ilusiones, las ganas, las sonrisas. Te habia perdido, para siempre. Yo sin ti, sin mi, como ahora mismo. No puedo parar de llorar, de recordarte. Nadie dijo que a aquella madre le ue facil seguir. Nadie sabe su historia. Unos dicen que al fin, fue feliz. Otros, que se fue, volo, lejos, muy lejos, en dirección a otro nuevo mundo. Algunos incluso dicen que encontro el amor, otro pequeño varon. Escuhé, también, que nunca nada le fue bien. Pero solo son palabras, opiniones, no la gran verdad. Esa misma no se sabe. Nunca se puede saber que te paso, o que me pasó a mi misma, por muy bien que trate de narrartelo. Cual madre, cual sueño, rota, dolorida. Nadie dijo que fuera facil seguir en vida, estar entre la muerte o la imnorancia. Este cuento no tiene fin. Ni para ti, ni para mi. Nadie sabe que pasara. En tu historia, en la mia, unas que ya no van juntas. Dos tomos distintos. No sé si seguire, si sonreire o abandonaré. Tan solo se que nunca te olvidaré.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Adios, pequeñas cenizas.

El día a día, el ayer, el hoy, el mañana, el nunca, el jamás, el puede. Demasiadas palabras, demasiados momentos, demasiados sentimientos, demasiado dolor. Demasiados miedos, fotografias, besos, caricias, recuerdos. Oscuridad, dolor, miedo, impotencia. Orgullo, gritos, falsedad, malas sonrisas finjidas. No soy fuerte, no soy una roca, no soy de piedra. No soy sensible, no soy un cristal, ni tampoco un diamante. Soy yo, yo misma, la de siempre. Soy esa chica, a la cual tanto quisistes. La misma que abandonastes, que dejastes sola, en medio de la oscuridad, del miedo, de la gente, de todo. En medio de un todo y de un nada. Entre la distancia, entre las risas, entre un más alla, entre un infinito. Sola, abandonada, perdida. Perdida en este mundo. Sin mapas, sin guias, sin nada; sola. Estuve perdida, realmente lo estuve. Sin ninguna ayuda, entre baches, obstaculos, heridas, caidas y un millón de lágrimas. Entre miedos, entre sombras, entre voces, gritos, alucinaciones. Y tu no estabas conmigo. No estabas, no estás, no estuvistes. Desaparecistes justo en el momento que más te necesitaba, aquí, a mi lado. Cerrastes tu corazón, las puertas de este; sin dejarme espacio para volver. Borrastes nuestra historia, tus te amos, tu fuerza, tus ganas. Tirantes todos aquellos recuerdos al mar, y los que flotarón, te asegurastes de quemarlos para que desaparecieran por completo. Tirastes estas cenizas lejos, muy lejos, al igual que estoy yo ahora. Lejos, muy lejos, demasiado lejos de ti. Ya no estamos a kilómetros de distancia. Ya no estamos a horas de distancia, ni nada por el estilo. Ahora, es algo más grande, más fuerte. Como si tu estuvieras en una punta del mundo, y yo; en la otra. Como si fuera imposible saltar esas barreras, esa pared que nos separa. Como una gran muralla, entre nosotros. La misma que rompió nuestros sentimientos, la misma que aún sigue, dañando, haciendose más fuerte, más grande, más densa. Ya no hay kilómetros, tampoco hay sueños. Solo hay recuerdos, más recuerdos, y un camino demasiado largo. Como si tú estuvieras en un mundo paralelo al mio; en otra galaxia, en otra dimensión. Es como si nisiquiera existieras. Porque te busco en el viento, entre los kilómetros, la carretera, los sueños, los recuerdos, pero tú ya no estás conmigo. Ya no estás aquí, ya no te siento, ya no me quieres. Ya no me cuidas, ni me das fuerzas, animos, ya no te preocupas por mi. Ya no me deseas, ya no, nunca más. Ya no te tengo, y no, ya no me tienes. Estamos lejos, muy lejos. Y tengo que olvidarte. Debo, quiero, ya está echo. Adios, vida mia. Adios, querido Sergio del pasado. Adios momentos vividos. Adios, ya no eres bien recibido.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Andrea dijo un día...

  • Andrea: "¿En serio? ¿De verdad?Já. No me hagas reír, eres única, eres hermosa tal y como eres, eres quien da fuerzas a quienes le faltan, eres la que da sonrisas a muchos de aquí. No hay mejores que tú, solo tú crees que es así cuando no lo es. No hay una chica de esos ojos color marrón café penetrantes, sinceros, hermosos a mi vista. No hay quien tenga una sonrisa más bonita que la tuya. No hay quien consiga que sonria si estoy llorando a lágrima viva. No hay quien consiga hacerme fuerte. Quien me anima a luchar, eres tú. Por eso sigo en pie, por eso me mantengo, por ti. Porque vales, vales tanto que sin duda, te quiero hacer feliz aunque no sepa como hacerlo. ¿Sabes? Eres con la única que no soy arisca, ni borde, ni seca, ni cabreada. Contigo me puedo reír, contigo puedo sonreír, no sé porque...pero eres de las únicas con quien hago esto. Eres con quien me abro sin miedo. ¿Por qué vales tanto? Mírate, y dime, sigues siendo fuerte a pesar de los palos que te han dado. No faltas a clases, vas con dos dedos en la frente aun estando sola. Eso, pocos lo hacen. Eres quien mantiene a algunos en la tierra, quien consigue cosas que no sé da cuenta, pero ya más adelante te darás cuenta. ¿Y cómo se que nadie se te puede comprar? Porque tu eres tu, ya está, siendo una persona tanto única como normal. Pero, vales mucho, muchísimo. Te acomplejas de tu cuerpo, no deberías hacerlo, ya que lo que tienes en el pecho es más hermoso que todo lo demás. No dejes que nadie derrumbe o destruya eso, porque sino, ahí si que otras valdrían mucho más que tu. Porque, sin duda, lo más hermoso de ti es tu corazón. No serás perfecta, nadie lo es, solo creemos en la perfección cuando vemos a una persona bien, con sus defectos y virtudes. Me atrevo a decir que eso eres tú, porque te veo así con esas dos cosas. Así que, no dejes que nadie derrumbe eso. Y yo tampoco soy perfecta, vale, pero yo te quiero, te amo, te adoro siendo así. Y punto."

Jodidamente perfecta. Muchas veces, me he repetido esto a mi misma, a mi autoestima, a mi vida. A mi modo de vivir, de soñar, de reir. De ir a contracorriente, de luchar, de finjir, de sonreir. Eres jodidamente perfecta, almenos para mi. Que le jodan al mundo, que le jodan a todo. Destaca, tu vales, lo sabes. Y sí, a veces cuesta. Y sí, a veces duele. Pero hazles saber cuanto vales. Eres como un fuego artificil, expontaneo, explosivo, con fuerzas, con ganas. Eres tú, libre e indecida. Tú, tu misma, contigo, sola, conmigo. Pensando, llorando, reflexionando. Eres tú, dueña de tu vida, tan solo tú. Jodidamente perfecta. Y te tengo a ti, sí, a ti. Y esta vez, no me refiero a ti, querido Sergio del pasado. Tu ya no estás, fuera, fuera de mi. Me refiero a Andrea, a mi Andrea. A aquella chica que tanto me ha echo sonreir, llorar, soñar, luchar. La misma que es tan dulce, tan fuerte, tan ella. Esa que admite que soy perfecta. Esa que me ha echo llorar. Esa, esa, ¿a quién quiero más? ¿qué más podría pedir? Si teniendola a ella, nada jamás podría empeorar.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Una sonrisa, una lágrima. Un hasta ahora, un hasta nunca.

Recuerdos, fotos, sonrisas. Un recuerdo, un abrazo, una caricia. Un beso, un te quiero, un hasta luego. Un mensaje, una lágrima. Una noche, un día, un sueño, una pared. Una palabra, un adios, un miedo. Un corazón roto, un parche, un intento de sonrisa. Una herida, una lágrima, sangre. Un sueño roto, un miedo hecho realidad, una historia por terminar. Una letra, dos palabras, dos nombres, separados. Un siempre, un nunca, una mueca. Un adios, un hasta nunca, un te odio, Fuerza, ganas, alegría, dolor. Un te quiero, un te extraño, un nada volverá a ser como antes. Un perdoname, un lo siento, un lamento. Un olvídame, un no insistas, un haces daño. Una herida, dos heridas, tres heridas. Una lágrima, dos lagrimas, mil lágrimas. Un nunca me dejes sola, un cumple tus promesas. Un adios, una despedida, de corazón. Un hasta nunca, un volveremos a encontrarnos, un te odio destino. Un nunca, un miedo, un sueño roto, un recuerdo resgarrado. Una pesadilla, un mal sueño, entre lágrimas, un quizás, un tal vez, un final. Un adios, puro, sincero, un me rindo, un lo siento. Un te quiero, pero estás lejos. Un fin, para siempre, como nuestro siempre.

sábado, 29 de octubre de 2011

Nueva yo, nueva vida, nueva etapa. Más sonrisas, menos lágrimas. Tengo que aprender a vivir. Sin ti, sin mi, sin nadie. Tengo que ser fuerte, tan dura como una roca, sin sentimientos, fría. Ser yo misma, dulce, tierna, cariñosa, pero también estar alerta. Alerta al daño, al dolor. Medicarme contra este, para que luego, ya no me afecte. Superar todo el mal que hay a mi alrededor, las risas, las miradas, el miedo, tu recuerdo. Todo, completamente todo. Fuerte, dura, blanca, yo misma. Ser capaz de superar todo aquello que me venga de frente, con ganas, luchadora. Seré la guerrera de mi propia guerra, contra mi, contra mis miedos, contra el ruido. Lucharé, sin parar, hasta ganar la partida. Y si la pierdo, no me dejaré caer. Me levantaré, lloraré, lamentaré, para comenzar otra vez. A luchar, por mi, pero no por ti. Ya no voy a luchar más por ti. Ya tiré la toalla, hace mucho, por mucho tiempo. Y la recogí, entre lágrimas, la abrazé, traté de volver a ti. Imposible. Lejos, ambos muy lejos. Frio, mucho frio. Distancia, mucha distancia. Miedo, demasiados miedos. Ruido, dolor, impotencia. No hay nada realmente imposible, pero apenas me quedan milesimas por las cuales luchar. No es posible, tampoco imposible. Todo podría llegar a ser; pero hay muy pocas posibilidades, apenas ninguna de sonreir. Quemar mi pasado, quemar mis cicatrices, mis recuerdos. Todas aquellas personas, las cuales me lo hizieron más dificil. A la hoguera, muerte, adios. Borrar los rastros que tengo sobre mi brazo izquierdo, también los miedos. Las miradas de mis padres al descubrirlo, el miedo en sus ojos hacia mi misma. Sus preocupaciones, por mi, por mi manera de ser, por mi conducta. Borrar todos los malos actos, todo lo que trajo consigo malas consecuencias. Nueva vida, nueva yo, nuevos fallos, nuevas consecuencias.

Sola, solo, separados.

Alejate, alejate de mi. No más días grises, no más lágrimas. No, ya no más. Ya no hablaré de ti, ya no pensaré en ti. Ya no sufriré, ya no me moriré. Ya no te sentiré, ya no te querre. No más guerras, no más luchas sin fin, no más batallas. No más lágrimas contra una almohada. Fuera, fuera de mi vida. Ya no escribiré sobre ti, ya no viviré por ti. Ya no serás mi vida, ni yo tampoco la tuya. Ya no serás mi día a día, ya no serás mi melancolía. No serás mi presente, y aún así borraré mi pasado. Te borraré, a ti, a mi, conmigo. Para estar yo sola. Yo, me, mi, conmigo, juntas, sola. Solo yo, pero no tu. No conmigo, no juntos, no como antes. Yo sola, con mi corazón, con el ruido, con la oscuridad, en medio de tantas personas. Para conocerme, para entenderme, para olvidarte. No más lágrimas, no más muecas, no; ya no. Ahora sonrisas, felicidad, vida. Renace, vive, sueña, vuelve a ser tu. De una vez por todas, vuelve. Tú, querida Marta del pasado. Esa que tanto se enamoró, esa que tanto sufrio. Esa que soy yo. Vuelve, volveré, volverá. Volveré a ser yo misma, a sonreir, sí. Querida Marta del pasado, sé que aún sigues ahi. Perdida, dolorida. Pero vuelve, vuelve conmigo. Formaremos mi nuevo yo, el mismo que antes, la misma, pero aún mejor. Más fuerte, con más vida, más sueños, más ilusiones. Tan fuerte como una roca, pero tan delicada como un cristal. Yo, me, mi, conmigo, sola, solos, separados.

Me gustas, me gusta.

Me gusta. Sí, creo que estoy enamorada. No, tanto no, seguro que no. Aún te quiero, aún te necesito. Pero hay otro, lo admito. Hay otro que trata de entrar en mi corazón, que me anima, que me hace sonreir. Otro clavo, que quizás te ayude a salir. Uno que se parece mucho a ti. Que tiene el mismo hoyuelo en su barbilla, que tiene la misma sonrisa, sincera. El mimo que siempre acaba sonriendome, con el que siempre acabo riendome. A ese que lo llamo por su apellido, para no pronunciar su nombre, ya que es el mismo que el tuyo. El cual es tierno, dulce, adorable conmigo. Pero me da miedo. Tengo miedo, querido Sergio del pasado. Él es como tú, me recuerda a ti. Me gusta, me gustas. Me estoy engañando a mi misma. Pienso que él eres tú. Que puto lio. Te quiero, le quiero, me rallo. Me gustas, le gusto, ¿acaso me gusta? No, no. Te amo, a ti, más que a nada, más que a nadie. Pero él almenos me hace sonreir, me da fuerzas para seguir.

viernes, 28 de octubre de 2011

Mi único medio de expresión.

Estoy cansada de hablar de ti. De recordarte, de soñarte. De no sentirte, de no poder dejar de amarte. Estoy harta de ti. Cansada de ti, de tu absurda gilipollez. De la manera en la cual me mirabas, me sonreias, de la manera en la cual te sentia. De todos esos recuerdos, de todas esas fotos, esos momentos vividos. Esas combersaciones, esos besos. Todas aquellas caricias. Esos planes, hacia un futuro juntos. Estoy harta, cansada, fuera. Te quiero, pero lejos de mi. Quiero que salgas de mi corazón. Que te vallas, lejos, bien lejos. Necesito que me dejes sola. Necesito que permitas a mi corazón que se sane, por completo. Vete, abandoname, como tanto te gusta hacer. Dejame sola entre el frio, la gente, el miedo y la oscuridad. Deja que yo solita salga de esta. No te preocupes por mi, no me hables, no me pienses, no me digas un te quiero. Tengo que aprender a vivir sin ti. No me lo hagas dificil, no me digas que siempre estarás aquí. No me mientas, no, no más. Deja de ilusionarme. Deja de tratar de recordarme. Olvidame, alejame, apartate. Porque quiero olvidarte, quiero borrarte. Borrarte de mi memoria, porque duele. Me dueles, me haces daño. Me hace daño querrer pero no poder tenerte. Recordarte, recordar, llorar. Fuera llantos, fuera preocupaciones. Adios pasado, hola presente.

Presente, pasado y futuro.

El pasado. ¿Qué es el simple pasado para ti? ¿Un recuerdo? ¿Un momento vivido? ¿Algo que se te ha quedado marcado? ¿Lo mismo que anteriormente era tuyo, pero por una tontería el viento te lo arrebató de las manos? Pasado, es pasado. Son tus experiencias, tu vida, aquello que te formó. Tus recuerdos. Tu pasado es un pequeño abismo que trata de interponerse en tu presente. Ese pasado, frio y amargo. Esas personas, esos abrazos, esos besos, todos aquellos recuerdos. Los mismos que te persiguen cada día hasta que te acurrucas entre tus sábanas, en tu almohada, fiel protectora hacia ti. El pasado, el futuro y el presente. Tres simples palabras que constituyen toda tu vida, todas tus preocupaciones. Lamentos del pasado, preocupaciones hacia el futuro. Dudas de un presente, quizás de un pasado, puede de un futuro. Un tal vez, un podría ser. Un deseo, un sueño. Luego, una ilusión perdida. Tu corazón dolorido. Este lleno de parches, pintados de tonos alegres. Bombea, sin parar, con fuerzas. Otro sueño, una ilusión. Presente. Todo va perfecto. Felicidad. Luego, esto se lo lleva el pasado, te lo arrebata de las manos. Dolor, llanto, lamentaciones. Otro parche más, otro clavo por sacar.

La distancia se multiplica, se duplica, incluso se eleva al cuadrado, a la cuarta y a la sexta.

Tengo que hablar contigo, de nuevo. Llevamos más de un mes quizás sin decirnos ni una simple palabra. Ni un hola, ni un adios, ni un te quiero. Nada. Un mes frio, en el cual han faltado tus brazos. Un mes ausente, duro, irreal. No sé nada de ti. No sé donde estás, no sé como estás. No sé si piensas en mi, si me echas de menos. Tampoco sé si eres feliz, si por fín me olvidastes. Me apetece hablar contigo, de ti, conmigo. De lo que eramos, de lo que ya no somos. Ahora, somos amigos. Amigos separados por la distancia, por el tiempo, por la desilusión. Para mi tú no eres mi amigo. No te quiero como un amigo, no me preocupo por ti como una amiga. Para mi, eres mucho más importante. Me importa saber si estás bien, día tras día. También si sonries, si eres feliz, si por fín pasastes página. Necesito saber como te sientes, como me sientes. Lejos, cerca, a la quinta estrella a la derecha. Necesito saber si ahora, ya no soy nada. Nada para ti, nada para mi. Para nadie. Si ahora solo soy un simple recuerdo, del pasado, de un pasado algo lejano. ¿Sabes? Creo que es así. Creo que te olvidastes de mi, que por fin aprendistes a vivir. A disfrutar de la vida, a ser feliz. Ya no me necesitas, a pesar de que yo a ti si. Ya no me preguntas un cómo estás, ni te vas diciendome un te quiero. Ya no formo parte de tu vida. Ahora, tienes otro cuento, otra historia, solo, con otras, pero no conmigo. Yo ya estoy lejos, formo parte de tu pasado, de ese antiguo diario el cual ya nunca leelas. Me he perdido, como nuestros besos, nuestros abrazos, todos los momentos vividos. Ya estoy lejos de ti, y tú lejos de mi. La distancia se a multiplicado, se a duplicado, incluso se a elevado al cuadrado, a la cuarta y a la sexta. Tú dolor a cesado, tus llantos se han calmado, en cambio los mios han aumentado. Ya no me necesitas, pero cuanto yo te necesito. Ya no necesitas sentirme, ni saber como estoy. Ya no sufres mi ausencia, ya no te preocupas por mi. Ya no te tengo, ya no me tienes.

Bienvenido a mi tonta vida, maltratada, fuera de lugar, incomprendida.

Estoy cansada de llorar por ti. De la rutina, del ruido, de la gente, del miedo. Estoy harta de recordarte, de pensarte, de sufrir por esto. Estoy harta de recordar todo lo que vivimos, todos aquellos momentos y ver como ya no son nada, nada más que simples recuerdos. Como tu ya no estás, como yo ya no estoy. Como estás lejos, como ya no estás tan cerca. Todas aquellas fotos del pasado, las cuales poco a poco he quemado. Todas esas cenizas qe se han quedado, todos esos recuerdos, esas sonrisas, esos llantos. Estoy cansada. Odio ser frágil, no poder ser fuerte. No poder luchar, no ser capaz de afrontar. Recordar el pasado, recordarte a ti, y admitir que te echo de menos. Admitir que te echo en falta, que eres la piezecita que salta en mi. Odio echarme a llorar cuando tu recuerdo vuelve a mi. Como tratan de salir mis lágrimas, como se corre mi maquillaje. Como una amiga sufre por esto mismo. Como los demás me miran, algo confusos, divertidos por mi situación. Odio tener que recordarte como algo del pasado, odio tener que haber aprendido a vivir sin ti. Sin ti, sin tu jodida perfección. Con la ausencia de mis sonrisas, con todos mis miedos, desvelados hacia los demás. La gente, apenas me comprende. Lágrimas son sordas, pero más sinceras que miles de palabras. Te soy sincera, cariño. Lloro, sufro, padezco, tengo sentimientos. Me duele, me hundo, te echo de menos. Intento ser feliz, encontrar algo que me llene a mi. Pero es dificil. Eras tú, quién me enseñó a sonreir. Eras tú, y tan solo tu. Ahora, solo me tengo a mi. A mi, al ruido, al miedo, a los fallos. A la puta distancia. Ahogandome, asxfissiandome. Sola.

sábado, 15 de octubre de 2011

Jodida, querida, maldita distancia.

Apenas tengo tiempo para estar aquí. Para desahogarme, para escribir, para hablarte. Yo no quedan los sueños, las sonrisas, sino las pesadillas, las despedidas. Te siento lejos, muy, muy lejos de mi. Ya no estás cerca, ya no estás conmigo. Los kilómetros se apoderaron por completo esta vez de nuestra relación, de nuestro amor. Ya no te siento aquí, conmigo, a mi lado, tampoco en mi corazón, en mis sonrisas, en mi vida. Ya no estás, ya te fuiste. Me dejaste sola, entre la oscuridad, entre el frío, entre el miedo. Te has ido, me has abandonado, sin nisiquiera despedirte. Eres frío como el aire, invisible como el mar, por un suspiro entrastes a mi corazón, y del mismo modo, has salido. Te has ido, te has borrado de mi cuento. El cual estaba escrito con mucho esfuerzo, con tinta, con una suave presión en cada una de las palabras, por el miedo, por la desilusión, por la distancia. Jodida distancia. Tú, la que tanto me hizo llorar. Tú, la que tantas ilusiones me obligó borrar. Tú, la que apenas me deja respirar. Siempre estás presente en mi. Por los días, por las tardes, por las noches. Siempre acabo llorando por ti. Porque tú eres fuerte, tanto como una roca, y sólida, aunque a la misma vez, invisible. Tú eres miles y millones de kilómetros. Eres fuerte, egoista. Tratas de separar a las personas que realmente se aman. Las alejas, rompes todo aquello que tanto costó construir. Y yo soy frágil, sensible, pequeña. No soy apenas nada en comparación. Tan solo una niña, llorica. Tan solo soy una pequeña enamorada. La misma que trató de luchar contra ti, contra el viento e incluso, ir a contracorriente. La misma que falló, que perdió, y apenas tuvo fuerzas para afrontarla. Esa misma que se abrazaba a su almohada mientras que dormía, para que esta tratara de calmar sus llantos. Aquella niña que solía esconderse dentro de su armario cuando rompía a llorar, por el miedo de ser vista, de nuevo. La misma que te perdió, que se quedo sola. Esa que siempre a sido demasiado confiada, demasiado miedica, y también muy enamoradiza. La misma, la que convive, contigo, con la puta distancia todos los días. Aguantandote, sintiendote. Trato de aceptarte. De aceptar que estes aquí, conmigo. De calmar mis sollozos, de entender tu motivo. El por qué existes. El por qué le tengo tan lejos. Quiero saber la verdad, jodida, querida, maldita distancia. Quiero saber por qué ha pasado todo esto. Si algún día mejorara, o tan solo empeorará. Necesito saber la verdad.

viernes, 7 de octubre de 2011

Gracias por asumir ese papel, ya no sabíamos que hacer, pero te fuistes justo a tiempo.


Hace ya mucho que no escribo por aquí. No tengo ganas, no tengo ilusión. Tampoco nada bueno que contarte. Estoy aquí, sola, sin ti, sin mi. Mientras que mi corazón grita, llora. Se desangra. Te echa de menos, quiere volver a tu lado. Tú le rechazastes, tú le alejastes de ti. Lo mandastes lejos, para que regresara a mi lado. Lo había echado de menos, mucho. Ya no es tuyo, sino mio. El es quién marca mis latidos. El ritmo de mi vida, su compás. El es quién ha elegido que siga hacia delante. El sigue latiendo; lentamente, con leves pálpitos, con miedo, pero no se rinde. Es fuerte, pero a la vez muy frágil. Está lleno de parches. De pequeños parches, los cuales coloqué con mucho esmero para que dejara de sangrar, para que intentara continuar. Me ha hecho caso. No sé por qué, ni con qué motivo, pero aún sigue. Aún palpita, aún me da fuerzas. Aún lucha, aún insiste. Se ha aconstumbrado a tu ausencia, aunque le ha costado. Se ha aconstumbrado a estar sin ti. A vivir sin tus abrazos, sin tus caricias. Ha intentado no llorar cada noche y ser fuerte, mucho más fuerte de lo que siempre ha sido. A latido, con fuerzas, con furia, siempre que te echaba de menos. Cuando lloraba, sus latidos se han combertido en leves sollozos, al compas de los mios. Cuando me caia, este retumbaba en mi pecho, tratando de salir de el, de huir; tal cual como yo quería en ese momento. Sus latidos han sido casi inexistentes cuando pensaba en ti. A veces, pensaba que se había cansado de latir. Pero no, aún sigo aquí. Escribiendote, recordandote, llorandote, amadote. Es duro, pero es cierto. Para poder vivir un presente, tienes que afrontar el pasado. Yo aún estoy procesandolo. Aún estoy afrontando tu marcha, mi pasado, intentando olvidarte. Pero sé que no lo haré. Jamás puedes olvidar a una persona. Borrarla de tu vida, como si no existiera; es imposible. Tan solo, puedes aprender a vivir sin ella. Sin sus caricias, sin sus besos, sin su ternura. Aconstumbrarte a la soledad, a la amargura, al llanto. Dejarte llevar por el tiempo, por el rechazo, por el dolor. Tengo que aprender a vivir sin ti. Tengo que aprender a ser sin ti.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

viernes, 23 de septiembre de 2011

Presente, aquí, ahora, conmigo, ya.


No tengo ganas de nada, sinceramente. Hace muchos días que no escribo por aquí. Muchos días que no me expreso, que no dejo que las palabras salgan de mi corazón para quitarme todo aquel peso que llevo tras la espalda. Hace ya muchos días que me peso a mi misma, que no soy yo, que no sonrio. Hace ya bastante tiempo que vivo sin ganas, que sonrio sin tener que hacerlo. Pero tengo que abrir los ojos. Tengo que afrontar la realidad, tengo que luchar por mis sueños. Tengo que luchar por todo aquello que un día quise, pero dejar a un lado todas las ilusiones del pasado que el presente mismo me ha confirmado que son imposibles. Debo olvidar todo lo que vivi en el pasado y comenzar el presente. Un presente, aquí, ahora, conmigo, ya. Siendo yo misma, sin llantos, sin penas, sin lágrimas, sin nada. Solo con sonrisas, con bonitas sonrisas pintadas en mi rostro. Nada de sueños ni de ilusiones rotas. Nada de principes azules ni cuentos de hadas. Nada de historias, ni de palabras bonitas. Nada de juguetes, nada de rosas. Tan solo yo. Yo y mi corazón. Yo y mis momentos vividos. Yo y las lágrimas que aún se derraman por mis mejillas. Yo misma, conmigo. Un presente conmigo a solas para poder afrontar lo que me depara en el. Con tiempo para pensar, para reflexionar, para conocerme. Para conocer a la chica que ya está cansada de llorar y quiere comerse el mundo. Un presente para olvidarte, a ti y a mi absurda gilipollez. Para olvidar todos los besos, todas las caricias, todos los recuerdos. Para quemarlos, para borrarlos, para sacarlos de mi vida. Un presente para tratar de ser feliz. Para buscarme un futuro, un buen futuro. Un futuro en el que tu no estés en mi corazón. Tatuaré mi nombre en mi propio corazón para así tachar el tuyo. Viviré por mi y solo por mi, sonreiré por mi y tan solo para mi. Borraré todas las fotos, todos los recuerdos, todo. Seré yo, quien siempre quise ser. Cariñosa, dulce, tierna aunque algo borde. Sencilla, rara, amigable, pava y demasiado bromista. Fria, seria pero alegre en los mejores momentos. Seré aquella que conocistes hace dos años. Aquella niña, pero esta vez más mayor. Con más experiencia, con más miedos. Con más dudas, pero con más ilusiones. Más ilusiones de vivir, de intentar ser feliz. Escribiré yo misma mi presente y no dejaré que nadie, ni el mismo destino se intrometa en el. Me encerraré a mi misma en mi corazón y lo sanaré con mis caricias. Con mis palabras, con mi ternura. Le pondré miles de parches hasta que se sienta bien. Le cuidaré, le protejeré, para que nadie más le vuelva a herir. Y cuando sane por completo, podré decir que soy feliz.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Te dejo ser feliz aunque me muera de pena.

Ya no eres mio. Duele, pero es la verdad. Ya no me quieres, ya no estás a mi lado, ya te has ido. Y es verdad, no sabes lo que tienes; hasta que lo pierdes. Y yo, ya te he perdido. Ya no eres mio, ya nunca más lo serás. Ahora, eres de otra. Una persona pasajera que se posó en tu vida para tratar de poner un fin en nuestro cuento. En aquel que tanto nos costo escribir. Aquel por el cual derramé tantas lágrimas, por el cual sufri, pero tambien fui feliz. Ahora, tú ya no estás en mi cuento. Te has ido, has borrado todos tus nombres de las páginas de este. Has cojido miles de folios en blanco, para empezar uno nuevo. Con ella, con otra, no conmigo. Has empezado a escribir una historia que puede que no tenga fin; o quizás si. Has decidido tirarte a la piscina, aún sin saber que te deparará. Me has dejado aquí sola, abandonada. Entre la multitud de gente, entre el frio, entre mis miedos, mis inquietudes, y mis ganas de tenerte cerca. Pero no voy a llorar por ti. No te voy a rogar que vuelvas a mi. Voy a tirar la toalla, lejos, muy mejos. Voy a dejar claro que me he rendido, que he fallado, pero que al menos; luché, lo intenté. Que puse todas mis ganas en que esto funcionara, en que se arreglara, pero no a podido ser así. Ahora tú buscas la felicidad por otro lado, lejos de mi. Y yo, tendré que hacer lo mismo. Tendré que intentar olvidarte, que ser feliz. Sí, me duele, sí, lloro. Pero cuando amas a una persona sobre todas las cosas, quieres que sea feliz. Contigo, con otra, eso poco importa. Y tú ya has elegido; a ella, no a mi. Por ello, tendré que afrontarlo. Tendré que cesar las lágrimas, que empezar otro cuento con mis páginas en blanco. Tendré que dejar de romper todo folio que se me ponga por delante. Tendré que decirle al miedo que se aleje de mi, que ya no es bienvenido. Y seré feliz. Tarde o temprano; lo superaré. Superaré que tu amas a ella, que ya no sientes esa palabra, ese sentimiento hacia mi. Podré decir que te ame, que fuistes todo para mi; pero que lo importante esque seas feliz. Junto a ella, junto a otra, poco me importa. Solo quiero que ella sepa apreciarte. Sepa apreciar aquello que tiene a su lado. Aquello a lo que yo tanto ame, a lo que yo tanto amo. Eso que fue tan importante, tan decisibo en mi vida. Quiero que le cuide, que le mime. Que le de todo el cariño que se merece. Que le haga sonreir, que haga que sus días estén llenos de sonrisas. Quiero que lo haga por mi. Que le aprecie, que sepa lo que tiene en sus manos. Quiero que cumpla ella el papel que yo rechazé, aquel que no supe manejar; por el cual no paro de llorar. Quiero que así al final se borren todos estos recuerdos, quiero sentir lo mismo que tu sentistes cuando te falle. Por ello, hazme daño, quierela, amala, dale todo tu corazón. Deja que me desenamore de ti, de todos tus defectos, de tu forma de amar. Hazme daño, vete con ella, demuestrame que me has olvidado; porque así al final no tendré más opción que hacer lo mismo.

¿Seguro que desea borrar su memoria?.

Ahora que estás lejos de mi, que ya no te siento, que la distancia se a agrandado, voy a ser sincera conmigo misma. Voy a confesar que aún lloro por ti, que aún sufro, pero que pronto no será así. Que voy a borrarte de mi mente, que voy a eliminar mi memoria, el espacio de esta; para que sea posible que se llene de otros recuerdos, menos dolorosos, más recientes, que puedan afectar a mi futuro. Me voy a gritar a mi misma un millón de veces si lo necesito que ya nada volverá a ser como antes. Que el pasado, pasado está. Que tu ya no eres mio, que yo ya no soy tuya. Pero que la vida continua. Que aún estoy en pie, y si he aguantado tanto; será por algo. Que no debo derramar ni una sola lágrima más por lo que quise que fuera y no fue. No tengo que ahogarme por dentro, ni encerrarme en mi misma. No, no debo caer de nuevo. No debo hacerme daño, no debo sufrir más dolor. Estoy cansada, lastimada, dolorida, confundida; pero aún sigo con vida. Y voy a ser feliz. Me lo he propuesto, y voy a serlo. Borraré todo aquello que me haga daño de mi vida. De diré adios a mi memoria. A los malos momentos, a las discursiones, a las lágrimas. Las borraré para que no vuelvan, para que se queden lejos de mi. Para centrarme en el futuro, para ver lo bueno que me depara. Borraré todo el puto pesimismo que tengo ahora inyectado en las venas, y lo sustituiré. Trataré de ser positiva, o al menos, lo intentaré. Ahora seré más fuerte, más dulce, más tierna, pero sobre todo, más madura. Porque he crecido. Porque lo que no te mata, te hace más fuerte. Por ello mismo, soy más mujer. Ya queda poco de niña en mi, poca inocencia, aquella que tenía cuando estaba contigo. Ya he crecido, ya soy otra persona. Más alta, más madura, con más miedos. Y saldré de este abujero que trata de aferrarse a mi. Saldré, veré como el sol sale, y seré feliz. Porque después de la lluvia, quieras o no, siempre sale el arcoiris. A la mierda el mundo. A la mierda los demás. A la mierda mi corazón que no deja de desangrar. A la mierda todo aquello que un día me hizo daño. A la mierda mi pesimismo, a la mierda mis miedos. A la mierda, fuera, los quiero, sí, pero muy lejos de mi. Fuera, ya no sois bien recibidos en mi.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Ya nada volverá a ser como antes.

Me lo has dejado claro. Ya te he perdido, ya he tirado todas mis ilusiones a la basura. Mi corazón a vuelto hacia mi al sentir tu rechazo, pero aún sigue en mil pedazos. Ya he sentido que eres peor que una droga, una droga que me ha estado matando lentamente. Pero no tú, sino tu amor. Tus besos, tus abrazos, tu distancia y tu puta manera de ser. Tus palabras, todos aquellos recuerdos que cada día me atormentan mas. Pero tú mismo me has aclarado todas esas ideas que tenia confusas. Aquellas que trataba de callar por las noches. Por las mismas que lloraba, por las mismas que sufria. Porque mi corazón sufria, mientras que mi cabeza deliraba. Y yo, tan solo lloraba. Pero ya no es así. Ya sé que no te tengo, que estás lejos de mi. Me siento vacia, como si todo aquel amor que me regalastes no hace tanto tiempo, me lo hubieras arrebatado sin más. Aquel que tanto traté de conservar en el fondo de mi corazón. Ahora estoy vacia, como una botella sin liquido en su interior. Pues tú te lo has bebido, pues tú te lo has llevado. Ahora ya no queda el cariño, ni la pasión, ni tampoco ninguno de esos momentos. Ya no están en mi ser, ya no los siento. Ahora solo son recuerdos. Fotos, momentos vividos. Del pasado. Un pasado en el que era feliz. En el que estaba contigo, en el que me amabas. Pero no, ya no más. Dile a los putos recuerdos que dejen de atormentarme cada día un poco más, porque ya no los quiero. No quiero sentirte, no quiero llorar más por ti. Me he quedado sin lágrimas, sin fuerzas. Quiero ser feliz, quiero recordar lo bueno que tuvimos para sonreir, pensando en aquel tiempo que duro. No quiero llorar más, no quiero sollozar más, no quiero caer, no quiero sufrir. Llevaté este dolor, lejos, muy lejos de mi, y quedate conmigo. Que se quede conmigo el Sergio de antes, ese que siempre salia a mi rescate. Que me mime, que me quiera, que cure a mi corazón. Que le haga entender que ya nada volverá a ser como antes. Que el ponga parches, que lo llene de cariño, de ternura. Para que al final vuelva a reconstruirse, para que sea el mismo. Para poder volver a ser yo, para poder intentar ser feliz de nuevo. Llevaté lejos de mi todos tus besos, todas tus caricias, todos tus te amos. Porque ahora mismo mi corazón está teniendo una reacción alergica hacia estos. Porque sangra, llora, duele. Porque me quedo sin aire al pensar en ti. Por ello mismo, alejalos, por favor. Borra todo el daño, todo el sufrimiento. Escribamos nuestra historia de dos en un pequeño libro y guardemoslo dentro de nuestro corazón, con llave, pero dentro, muy dentro de el, a lo hondo. Escribamos juntos el final. Como en tres metros sobre el cielo. Tu ya no me quieres, yo ya no te quiero, pero somos felices. Ojalá que algún día pudiera decir eso. Ojalá pudiera borrar la tinta que recubre mi corazón. Y ojalá que un día no muy lejano puda decir que te quise, con todo mi ser, que te ame, que te amo, pero que eres demasiado importante para mi. Que te amo, que te amaré, pero te quedarás dentro de mi como aquel amor que tuve de pequeña. Como todas las ilusiones que tenia, como las fuerzas que me mantenian viva. Pero nada más. Aquel que fue mi amigo, compañero, novio, amante y por ultimo, amigo de nuevo. Y que no empieze la cadena otra vez, por favor. No lo aguantaría, no podría soportar que comenzara y finalizara una, y otra vez mas. Por ello, por ello mismo, ordenale a mi corazón que te olvide. Ordenale que lo haga, obligale, lo que sea. Pero quiero que ya no duela más este amor. Quiero que las lágrimas cesen para poder mirar hacia el futuro. Díselo, tú, a el, que tanto le has querido, que el tanto te a amado, adorado, hasta el punto de morir por ti, dile que debemos escribir un fin en este cuento de dos. Dile que no será un final feliz, pero tampoco uno triste. Dile que siempre estaremos juntos, pero no del mismo modo. Explicaselo tú, díselo, porque a mi no quiere hacerme caso.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Querido Sergio del pasado:


Tengo que hablar contigo. Tengo que hablar con el chico que hace unos largos meses; me amó. Aquel que era cariñoso, amable, bromista y algo cabezota. El cual adoraba cuando discutiamos sobre cual de nosotros nos amaba más y cuando planeabamos un futuro juntos. Aquel que me enviaba mil mensejas, tan solo para preguntarme como estaba. Ese que me besaba, con amor, con cariño, pasión y sobre todo, con distancia. Con la distancia que habia entre nosotros. Aquel que me abrazaba con fuerzas y jamás me soltaba. Ese mismo que soñaba conmigo por las noches, y cumplia sus sueños nada más despertar. El mismo que se ponia rojo al hablar de mi, y deseaba tenerme a su lado. El chico que casi siempre sonreia y le encantaba llamarme cabezota. Adoraba mi sonrisa, mi manera de ser y sobre todo mis defectos. Pensaba que era perfecta, o que al menos, rozaba la perfección. Mis besos eran su peor droga y mis abrazos su mejor consuelo. Aquel chico que era mi angel guardian. Que velaba mis noches y yo velaba las suyas. Que habría dado todo lo que tenia por verme dormir y el cual daria todo lo que tiene por mi. Ese grandullon que con un hola conseguia hacerme sonreir y ser feliz. El cual aparece en todos mis libros de primero. Ese mismo que me a hecho llorar tantas veces, por al distancia que se encuentra entre nosotros, pero también me ha echo sonreir, y ser feliz como nadie, porque aun asi, le tenia a mi lado. Aquel chico que existio un dia, y que se combirtio en mi vida, en lo mejor de ella y en mi sonrisa. Ese que cuando sonreia, me hacia volar hacia el cielo, imaginando el pequeño oyuelo que tiene el la barbilla. El mismo que aparecia en mis sueños y me abrazaba con fuerzas. Con el que pasé mil noches secretas y también cumplí cientos de sueños ocultos. Con el mismo que aprendí lo que significa la palabra amar. Aquel chico que sé que firmaria su muerte, por tenerme delante aunque fuera unos simples segundos. Con el cual crecí, aconstumbrada al calor de su cariño. Ese que era tan dulce, tan fuerte, tan grande. Demasiado cariñoso, increiblemente perfecto. Aquella perfección en un mundo de imperfectos, que hasta a veces me dejaba sin aliento. Era el que soñaba cada noche, el que pensaba por el dia y por el cual sonreia. Con esa sonrisa, con esa boca, con ese cuerpo, con esos ojos. Aunque estuviera lejos, le sentia cerca. Aquel que decia que distancia era solo una palabra. El que me hizo un millon de promesas, y muchas de ellas las cumplio. Otras quedaron guardadas con llave dentro de mi corazón. El mismo que me dedicaba algunas canciones, y decia que era la suerte de su vida. El que estaba seguro que un futuro cercano estariamos juntos. Ese que me agarraba de las manos, las acariciaba, las besaba; y no queria soltarlas. No quería dejarme ir, queria que siempre permaneciera a su lado. Ese chico es al que yo amé y al que yo amo. Con ese es con el que yo quiero hablar. Quiero hablar contigo, Sergio del pasado. Porque sé que estás aquí, porque sé que aun queda algo de ti. Quiero que me abraces fuerte, y nunca me sueltes, como siempre quisistes hacer. Quiero que borres todo el odio, todo el miedo, todo el rencor que existe en ti y vuelvas a mi. Quiero que vuelvas a ser el mismo chico de antes, el que me amaba, el que me cuidaba. Quiero que aparezcas en mis noches frias y me consueles con tu cariño. Quiero que borres todo lo malo que pasó entre nosotros y empezemos de nuevo. Para poder ser felicies, para poder ser nosotros mismos. Asique, vuelve a ser tu, por favor. Querido Sergio del pasado, tengo que confesarte varias cosas. Quiero que sepas que te amé y que amo con todo mi ser. Que habría dado todo lo que tengo por ti y tan solo por ti era feliz. Que me pasaba miles de noches en vela, pensando en la impotencia de tenerte tan lejos. Que tenia planeado ir a tu lado, escaparme de casa, cojer un autobus, y que el mismo destino me guiara hacia ti. Que después fui una imbecil y me cai. Que todos los sueños y ilusiones que guardaba para ti, aun siguen aquí. Que quiero que le digas a ese tú del presente, que estoy aquí. Que aun existo, que le echo de menos. Que sigo siendo la misma que ayer, solo que un poquito más vieja. Que siento mucho el daño que le hize, y que por mi se transformara. Pero que confie en mi, que sea el mismo. Que aún estoy aqui, para lo bueno y para lo malo. Que le amo a pesar de todo y que jamás me perdonare el daño que le hize. Por favor, amado, diselo. Haz que llegue a sus oidos, y que venga a mi. Porque le necesito. Cada vez es más dificil sonreir, cada vez es más dificil existir. Quiero tenerle a mi lado, te lo prometo. Te prometo que no miento cuando te digo que lo unico que necesito es a ti. A mi Sergio del pasado, a mi niño, a mi vida, a mi sonrisa. Vuelve por favor, siempre tendrás la puerta de mi corazón abierta para ti.

viernes, 9 de septiembre de 2011

He visitado a mil doctores, y ya no saben que hacer con mi corazón.

Me duele el brazo, mucho. Ayer por la noche, salí con una amiga a la feria, y una de las atracciones, me lo daño. Tengo medio brazo izquierdo lleno de grandes rojos moratones. Y me duele, mucho. Hacía tiempo, quizás unos pocos meses que no experimentaba este tipo de dolor tan fuerte. Últimamente, tan solo trataba de aprender a vivir con tu ausencia. Sin ti, sola entre la multitud de gente. Pero hoy tuve el honor de experimentar ambos dolores, juntod, y mi corazón tiembra por esta mala mezcla. Apenas puedo mover el brazo, pues lo tengo medio inmovilizado, y mis ojos siempre suelen tener un leve brillo al pensar en ti. Al recordarte, al soñarte. Y lo malo esque no existe medicina alguna para este dolor que tengo. Tan solo tiempo y paciencia. Tiempo para que sane la herida, tiempo para que mi vida deje de tener un tono gris. Tiempo para que el dolor cese poco a poco y mi sonrisa ya no se borre con tanta facilidad. Solo necesito tiempo. Lo malo, esque depende de lo profundas que sean las heridas, tardan mas o menos en sanar. Una de las heridas que tengo ahora, lleva más de un año desangrandose. Y no hay doctor que sepa solucionarlo, ni ninguna medicina posible. Me quedé prendada a una droga que no tiene medicacion para salir de ella. Tus labios, tu amor, tu felicidad, simplenente, tu. Dicen que un clavo saca a otro, pero uve posibilidad de comprobar que no hay nada verdadero en esa frase, pues el primer clavo siempre queda anclado. La herida no se borra, no se cicatriza, por eso debes aprender a vivir con ello. Y debo aprender a vivir sin ti, sin tus caricias, sin tus besos, pero es algo imposible. Necesito de tus brazos cuando caiga, de tu calor cuando tenga frio y de tud besos para sanar mis heridas.
Mi brazo, con un poco de esfuerzo y tiempo, estoy segura de que sanará. Pero mi corazón aun sigue roto, aun sigue llorando. Mi corazón aun llora en silencio desde tu ida. Y como hoy mismo me dijeron: No hay solución para el mal de amores. Ya no eres mio, ya no soy tuya. Tu ya sonries, yo ya no lo haré.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Tener una máquina del tiempo, para volvertelo a hacer.


Me duele el corazón. Mi pequeño órgano vital no para de llorar, de gritar. Se está desangrando por dentro. Sé que trata de decirme que luche, que le recupere; a ambos. Pero es imposible. Lo he estado pensando durante toda la noche, mientras un gran dolor de cabeza se apoderaba de mi mente un poco más cada segundo. He pensado en todo lo que hize, en todos los fallos que cometí. Y volví a arrepentirme una vez más. Una vez más volvi a llorar sobre mi almohada. Una vez más sollozé en silencio en medio de la oscuridad y de la noche, de la soledad. Y una vez más, abrí los ojos. Ahora estás muy lejos de mi, y no me refiero a la puta distancia que se intromete entre nosotros. Si no que ya no sonries por mi. Ya no vives para mi. Ya no sueñas conmigo. Ahora, todo es distinto. Ahora tienes tu vida, y se supone, que yo la mia. Ahora tú eres feliz, o quizás tratas de serlo, y yo estoy estancada en el pasado. Ahora me ves como una amiga, a pesar de que puedas sentir algo más hacia mi. Y eso, duele. Duele pensar que cumplo un papel en este cuento que no es el indicado para mi. Ya no soy tu vida, ya no soy tu niña. Ahora simplemente soy; Marta. Una chica que hace un tiempo, fue mucho más que una vida para ti. Mucho más que un sueño, mucho más que todo. Pero eso, es pasado. Ahora solo soy otra más de las personas que está en tu vida, no la única. Y al pensar en ello, siempre rompo a llorar. Pude ser tu aire, tu consuelo, tu amor, tu amada, tu amiga, tu niña y tu apollo siempre que necesitaras. Pude cumplir todos tus sueños en el corto tiempo que tuve para demostrarte mi amor; pero me quedé paralizada. Ojalá tuviera una máquina del tiempo, para darle marcha a atrás.

Me iría contigo, de aquí a la eternidad.


No me salen las palabras. Estoy asustada, tengo mucho miedo. Tiemblo, lloro, sufro. ¿Por qué estás tan lejos? Es algo que siempre me pregunto. Por qué el destino fue tan cruel. Si hubieras estado a mi lado, todo hubiera sido más fácil. Me acompañarias al instituto por las mañanas, y nos despidiriamos con una gran cantidad de besos. Quizás también vinieras a por mi cuando acabara; y me abrazarías por dentras con cariño, con amor, con dulzura, susurrandome un enana al oido. Estaría todo el día soñando en ti, y sé que me protejerias de todo el daño que se encuentra a mi alrededor. Sé que pondrias mala cara a todo aquel que me mirara por encima del hombro, y me abrazarias con fuerzas cuando algo malo pasara. También sé que cuando algo fuera mal, y saliera corriendo; tus brazos serian mi mejor refujio. Me pasaría mil noches en vela a tu lado, seguro que de vez en cuando pasarias por mi casa; y mi madre te daria con la puerta en las narices. Pero yo saldría a tu rescate. Yo te colaria con cuidado en mi habitación, y dejaria correr al reloj. Te besaria, te amaria, te cuidaria. Te mostraria todos mis sueños, y puede que tú me los cumplieras. Me dirigiria a ti siempre con una sonrisa. Podríamos tener miles de fotos, y miles de videos. Seguro que al estár una tarde sin ti, sin tenerte a mi lado, me explotaria la cabeza. Me llevarias a mil lugares ocultos, secretos tan solo para nosotros, y en ellos llegariamos hasta las nubes. También visitaria tu casa, y podría conocer a tu dulce hermana pequeña. Te contaría todos mis miedos, y tú sabrías como tranquilizarme. Sería feliz. Cada dieciseis me escaparía de casa para despertarte con un beso en los labios. Me combertiria en tu vida, y también en lo mejor de ella. Ojalá todo hubiera sido tan facil. Ojalá mi única preocupación hubiera sido tenerte a 10 minutos de mi casa, y que mis padres no aceptaran esta relación. Porque así, sería feliz. Porque así, siempre tendría un motivo por el cual sonreir.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Abrázame fuerte, y nunca me sueltes.


Estoy pensando en ti. En todo lo que vivimos, en todos aquellos momentos. Pienso en aquellas mañanas que te levantabas a las once y media, y desde entonces, opté por llamarte marmota. También pienso en tus besos, en la dulzura que habia en ellos, en como tus brazos rodeaban mi cintura para que nunca me separara de ti. Porque yo te abrazaba por el cuello por ello mismo; por el miedo a que desaparecieras. Por el miedo a quedarme sin ti, por el miedo que al final se a cumplido. Te besaba con amor, con todo el amor que mi corazón guardaba dentro, con ternura, cariño, con pasión, con confusión hacia nuestra mala de la pelicula; la distancia. Te besaba a distancia con unos simples asteriscos. Pero te sentia. Me imaginaba el sabor de tus labios, el cariño y el calor que ellos me guardaban. Soñaba con aquella promesa que un día me hizistes: " Te besaré, te prometo que algún día te besaré..." Y ahora me echo a llorar nada más recordarla. Me gustaba sentir tus brazos, que me abrazaras con fuerzas, y sobre todo que me susurraras al oido que me amabas. Me encantaba, porque trataba de escucharlo en mi interior, en el viento. Quería escuchar ese te amo tuyo. Siempre me sentí protejida entre tus brazos, cosa que ya sabes, y extraño besarte por el cuello, aunque tan solo sea por las mejillas. Extraño que me abrazes con fuerzas, que me apolles en tu pecho, porque lo necesito. Porque he intentado decirte ya muchas veces una simple palabra: "Abrazame..." Pero me da miedo. Me da miedo que me rechazes, que no quieras. Quiero poder llorar en tu pecho con toda sinceridad. Quiero que me consueles, que me hagas sonreir, que te preocupes por mi. Que estes conmigo y no me dejes sola. Que llenes mis noches frias con tu calor, con tu cariño. Quiero que me estreches entre tus brazos aunque sea por unos simples asteriscos para poder volver a sentirme viva. Lo necesito. Necesito de tus besos, de tus caricias. Necesito mirarte a los ojos, y poder llorar sin ningun miedo delante de ellos. Perderme en tu mirada, sentirme tan pequeña.... Entender porque te amo tanto, porque te extraño tanto y culparme por haber sido tan inmadura hace casi un año. Por ello mismo, te lo pido, te lo ruego; quedate conmigo. Ven y abrazame con fuerzas, consuelame. Porque te necesito, angel guardián, te necesito como nunca te necesité. Necesito un motivo por el cual sonreir; y sé que ese motivo tienes que ser tu.
Mientras varias lágrimas corren sin obstaculo por mis mejillas, le vuelvo a gritar al viento que te necesito, aquí, a mi lado; conmigo.

Soy lo que he vivido.


Voy a tratar de describirme. No diría que soy perfecta, ni especial; pues miles de defectos se apoderan de mi. Pero sí diferente. Sí, soy diferente al resto, o al menos me considero así. Pueden llamarme bicho raro si creen que es un apodo muy acertado hacia mi. Porque yo misma afirmo que soy la oveja negra del rebaño, la cual siempre va por un camino distinto. Pero me gusta ser distinta al resto. Me gusta ser única, única en mi especie. Admito, soy sensible, algo llorona y muy poco egoista. Sensible, pues a la primera de cambio algo me afecta. Me hunde, me debilita. Soy muy fácil de emocionar, y al mismo tiempo, muy facil de hacerme llorar, de herir mis sentimientos. Llorona, pues de pequeña por cualquier cosa comenzaba a llorar. Ahora, últimamente, es algo parecido. Sin más, rompo a llorar. Exploto, inhundo la Tierra. Pero teniendo en cuenta por la situación que estoy pasando, trato de pensar que ya vendrán tiempos mejores. Después, poco egoista. Con ello me refiero a que pocas veces pienso en mi misma, y en el daño que puede causarme. En como estoy. Porque para mi, eso no es lo importante. Lo importante son los demás. La poca gente por la cual sonrio. Lo importante es esa persona a la cual aún sigo amando a traves de todos esos horribles kilómetros. Pero admito, que en algunas veces, he sido un poquitín egoista. Cuando ya no aguantaba más, presa del pánico. Pero me arrepiento. Traté de buscar mi felicidad robandosela a la persona que más amaba. Traté de volar hacia las nubes, pero al final, me cai. Y la caida dolió más de lo que os podeis imaginar. Y después, sin nada, sin nadie, me tuve que levantar. Tuve que ponerme en pie sin una mano a la cual agarrarme. Aguantando las miradas de odio, de rencor, de algunas personas de mi lado que sin más, se transformaron. Sentí como las paredes en las cuales me encontraba cada vez se hacia más pequeñas y más estrechas, y como esa sensación, me asficsiaba. Me dí cuenta que perdí a lo que más queria, y que esa era mi condena. Estar muerta en vida. Y desde ese momento, me hize una promesa. No volvería a pensar en mi. En lo mal que estaba, no volvería a hacerme bien si tenía que dañar a alguien que estuviera a mi lado. Me lo prometí, me lo juré. Juré que nunca más seria egoista, y que sufriria en silencio viendo a los demás felices. Y aún cumplo esa promesa.

Considero que soy amable, dulce, algo graciosa, pues siempre suelo bromear con todo y tranquila. Amable pues la gente que me a educado a lo largo de mi vida, siempre se quedó encantada de la ternura de mis palabras. Todos aquellos que han podido ser mis profesores, los que me han conocido más de cerca. Dulce, considero que soy dulce por el modo que tengo de referirme a la gente. Suelo usar mucho los apodos cariñosos, y siempre hay dulzura en mis palabras. Pues las digo de corazón, mi corazón trata a la gente que realmente quiero. Pienso que soy graciosa porque si me lo propongo, siempre consigo que la gente sonria o ria. Quizás sea por mi risa; única entre miles. O puede que quizás por el deseo que tengo de hacer bien por todo el daño que hize. Y tranquila. Soy muy tranquila, pues nunca busco pelea. No suelo gritar, no suelo enfadarme. A no ser que tenga un mal día, claro. Pienso que todo se puede solucionar hablando, y si las cosas se sacan de quicio, quizás luego te arrepientas durante toda tu vida. Por ello, siempre trato de tragarme mi orgullo y asentir.
También soy tierna, cariñosa, demasiado cursi y segun he oido que dicen; sincera. Tierna y cariñosa porque a la primera de cambio, me como a besos a quien tenga delante. Porque al ser tan sensible como soy, con tan solo dos simples palabras el dolor que siento por dentro cesa durante dos simples segundos. Luego, cursi. Es algo que mucha gente utiliza para reirse, pero es verdad. No es porque viva en el mundo de color rosa, ni nada por el estilo. Tan solo, porque soy así. Porque me gusta decir las cosas que em salen del corazón, tal y como pienso, por ello; dicen que soy sincera.
Reconozco, también soy borde, fría, distante y algo arisca cuando quiero. Normalmente, con la gente que algún día me hizo mucho daño. O en aquellos días que mi alma no puede aguantar nada más.
También soy tímida, y callada. Me cuesta mucho relacionarme con la gente, por el miedo al rechazo. No sé hablar en grupos grandes de gente, y algunos de mi familia piensan que es un gran problema que tengo. Pero yo no quiero darle importancia. Siempre tengo al lapiz y al papel para consolarme. Siempre tendré este blog para que las pocas personas que lo lean; me entiendan.
Y soy así, tal y como digo. Transparente, posesiva en ciertos modos, celosa. Miedica, orgullosa, de apariencia fuerte, realmente tan frágil como un cristal. Enamoradica, fácil de engañar, pero también con personalidad propia. Muy debil, y muy estudiosa. De las que se queda atascada en el pasado porque el presente tan solo el hace llorar; y el futuro está demasiado oscuro. También de las que se pasan toda la noche en vela pensando en como arreglarlo. Y soy así, en lo bueno, y en lo malo. Con mentalidad madura, con miedos inmaduros. Mayor para algunas cosas, cría para otras. Cabezota, muy cabezota.

Una vez, hace poco, me dijistes que nunca cambiara. Dijistes exactamente que era fantástica, graciosa, cabezota, hermosa, sincera y perfecta a mi manera. Después de esto, añadistes un: "y espero que nunca cambies nada de ti, pues todo me encanta, incluido, todos los defectos que tú dices tener." Y tú, cariño, eres la persona que mejor me conoce en este mundo. Que conoce mis miedos, mis ilusiones, hasta mis fallos. Por ello, te prometo, no, mejor, te juro, que nunca cambiaré; siempre seré tu boba, tu niña.