sábado, 15 de octubre de 2011

Jodida, querida, maldita distancia.

Apenas tengo tiempo para estar aquí. Para desahogarme, para escribir, para hablarte. Yo no quedan los sueños, las sonrisas, sino las pesadillas, las despedidas. Te siento lejos, muy, muy lejos de mi. Ya no estás cerca, ya no estás conmigo. Los kilómetros se apoderaron por completo esta vez de nuestra relación, de nuestro amor. Ya no te siento aquí, conmigo, a mi lado, tampoco en mi corazón, en mis sonrisas, en mi vida. Ya no estás, ya te fuiste. Me dejaste sola, entre la oscuridad, entre el frío, entre el miedo. Te has ido, me has abandonado, sin nisiquiera despedirte. Eres frío como el aire, invisible como el mar, por un suspiro entrastes a mi corazón, y del mismo modo, has salido. Te has ido, te has borrado de mi cuento. El cual estaba escrito con mucho esfuerzo, con tinta, con una suave presión en cada una de las palabras, por el miedo, por la desilusión, por la distancia. Jodida distancia. Tú, la que tanto me hizo llorar. Tú, la que tantas ilusiones me obligó borrar. Tú, la que apenas me deja respirar. Siempre estás presente en mi. Por los días, por las tardes, por las noches. Siempre acabo llorando por ti. Porque tú eres fuerte, tanto como una roca, y sólida, aunque a la misma vez, invisible. Tú eres miles y millones de kilómetros. Eres fuerte, egoista. Tratas de separar a las personas que realmente se aman. Las alejas, rompes todo aquello que tanto costó construir. Y yo soy frágil, sensible, pequeña. No soy apenas nada en comparación. Tan solo una niña, llorica. Tan solo soy una pequeña enamorada. La misma que trató de luchar contra ti, contra el viento e incluso, ir a contracorriente. La misma que falló, que perdió, y apenas tuvo fuerzas para afrontarla. Esa misma que se abrazaba a su almohada mientras que dormía, para que esta tratara de calmar sus llantos. Aquella niña que solía esconderse dentro de su armario cuando rompía a llorar, por el miedo de ser vista, de nuevo. La misma que te perdió, que se quedo sola. Esa que siempre a sido demasiado confiada, demasiado miedica, y también muy enamoradiza. La misma, la que convive, contigo, con la puta distancia todos los días. Aguantandote, sintiendote. Trato de aceptarte. De aceptar que estes aquí, conmigo. De calmar mis sollozos, de entender tu motivo. El por qué existes. El por qué le tengo tan lejos. Quiero saber la verdad, jodida, querida, maldita distancia. Quiero saber por qué ha pasado todo esto. Si algún día mejorara, o tan solo empeorará. Necesito saber la verdad.

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