Te conservo en mis sueños, y al despertar reviento, recordando a los kilómetros que te tengo. Pero pronto recuerdo lo bien que se estaba a centímetros de tu cuerpo.
Esa sonrisa, esa forma de acariciarme sin prisas, de burlarte de mi risa. Como me llenabas de vida, cuantísimas idioteces me ofrecías, cada día más te quería. A besos recorría, todo tu cuerpo y compañía, con cariño repartía secretos que acabarían en tus encías, al silenciarme de esa manera que solo tú sabrías.
A centímetros pude tenerte, y admito que quiero volver a verte; solo es cuestión de suerte. Ahora, deberé de asumir el hecho de quererte, de poder convivir mientras duermes, y de algún día poder retenerte. Ahora, habrá que ser valiente, para pronto escondernos de los temores e ir a contracorriente. Para pronto ir a un futuro donde no sueñe con volver a verte: seas lo primero que vea tras soñar constantemente.