miércoles, 7 de septiembre de 2011

Soy lo que he vivido.


Voy a tratar de describirme. No diría que soy perfecta, ni especial; pues miles de defectos se apoderan de mi. Pero sí diferente. Sí, soy diferente al resto, o al menos me considero así. Pueden llamarme bicho raro si creen que es un apodo muy acertado hacia mi. Porque yo misma afirmo que soy la oveja negra del rebaño, la cual siempre va por un camino distinto. Pero me gusta ser distinta al resto. Me gusta ser única, única en mi especie. Admito, soy sensible, algo llorona y muy poco egoista. Sensible, pues a la primera de cambio algo me afecta. Me hunde, me debilita. Soy muy fácil de emocionar, y al mismo tiempo, muy facil de hacerme llorar, de herir mis sentimientos. Llorona, pues de pequeña por cualquier cosa comenzaba a llorar. Ahora, últimamente, es algo parecido. Sin más, rompo a llorar. Exploto, inhundo la Tierra. Pero teniendo en cuenta por la situación que estoy pasando, trato de pensar que ya vendrán tiempos mejores. Después, poco egoista. Con ello me refiero a que pocas veces pienso en mi misma, y en el daño que puede causarme. En como estoy. Porque para mi, eso no es lo importante. Lo importante son los demás. La poca gente por la cual sonrio. Lo importante es esa persona a la cual aún sigo amando a traves de todos esos horribles kilómetros. Pero admito, que en algunas veces, he sido un poquitín egoista. Cuando ya no aguantaba más, presa del pánico. Pero me arrepiento. Traté de buscar mi felicidad robandosela a la persona que más amaba. Traté de volar hacia las nubes, pero al final, me cai. Y la caida dolió más de lo que os podeis imaginar. Y después, sin nada, sin nadie, me tuve que levantar. Tuve que ponerme en pie sin una mano a la cual agarrarme. Aguantando las miradas de odio, de rencor, de algunas personas de mi lado que sin más, se transformaron. Sentí como las paredes en las cuales me encontraba cada vez se hacia más pequeñas y más estrechas, y como esa sensación, me asficsiaba. Me dí cuenta que perdí a lo que más queria, y que esa era mi condena. Estar muerta en vida. Y desde ese momento, me hize una promesa. No volvería a pensar en mi. En lo mal que estaba, no volvería a hacerme bien si tenía que dañar a alguien que estuviera a mi lado. Me lo prometí, me lo juré. Juré que nunca más seria egoista, y que sufriria en silencio viendo a los demás felices. Y aún cumplo esa promesa.

Considero que soy amable, dulce, algo graciosa, pues siempre suelo bromear con todo y tranquila. Amable pues la gente que me a educado a lo largo de mi vida, siempre se quedó encantada de la ternura de mis palabras. Todos aquellos que han podido ser mis profesores, los que me han conocido más de cerca. Dulce, considero que soy dulce por el modo que tengo de referirme a la gente. Suelo usar mucho los apodos cariñosos, y siempre hay dulzura en mis palabras. Pues las digo de corazón, mi corazón trata a la gente que realmente quiero. Pienso que soy graciosa porque si me lo propongo, siempre consigo que la gente sonria o ria. Quizás sea por mi risa; única entre miles. O puede que quizás por el deseo que tengo de hacer bien por todo el daño que hize. Y tranquila. Soy muy tranquila, pues nunca busco pelea. No suelo gritar, no suelo enfadarme. A no ser que tenga un mal día, claro. Pienso que todo se puede solucionar hablando, y si las cosas se sacan de quicio, quizás luego te arrepientas durante toda tu vida. Por ello, siempre trato de tragarme mi orgullo y asentir.
También soy tierna, cariñosa, demasiado cursi y segun he oido que dicen; sincera. Tierna y cariñosa porque a la primera de cambio, me como a besos a quien tenga delante. Porque al ser tan sensible como soy, con tan solo dos simples palabras el dolor que siento por dentro cesa durante dos simples segundos. Luego, cursi. Es algo que mucha gente utiliza para reirse, pero es verdad. No es porque viva en el mundo de color rosa, ni nada por el estilo. Tan solo, porque soy así. Porque me gusta decir las cosas que em salen del corazón, tal y como pienso, por ello; dicen que soy sincera.
Reconozco, también soy borde, fría, distante y algo arisca cuando quiero. Normalmente, con la gente que algún día me hizo mucho daño. O en aquellos días que mi alma no puede aguantar nada más.
También soy tímida, y callada. Me cuesta mucho relacionarme con la gente, por el miedo al rechazo. No sé hablar en grupos grandes de gente, y algunos de mi familia piensan que es un gran problema que tengo. Pero yo no quiero darle importancia. Siempre tengo al lapiz y al papel para consolarme. Siempre tendré este blog para que las pocas personas que lo lean; me entiendan.
Y soy así, tal y como digo. Transparente, posesiva en ciertos modos, celosa. Miedica, orgullosa, de apariencia fuerte, realmente tan frágil como un cristal. Enamoradica, fácil de engañar, pero también con personalidad propia. Muy debil, y muy estudiosa. De las que se queda atascada en el pasado porque el presente tan solo el hace llorar; y el futuro está demasiado oscuro. También de las que se pasan toda la noche en vela pensando en como arreglarlo. Y soy así, en lo bueno, y en lo malo. Con mentalidad madura, con miedos inmaduros. Mayor para algunas cosas, cría para otras. Cabezota, muy cabezota.

Una vez, hace poco, me dijistes que nunca cambiara. Dijistes exactamente que era fantástica, graciosa, cabezota, hermosa, sincera y perfecta a mi manera. Después de esto, añadistes un: "y espero que nunca cambies nada de ti, pues todo me encanta, incluido, todos los defectos que tú dices tener." Y tú, cariño, eres la persona que mejor me conoce en este mundo. Que conoce mis miedos, mis ilusiones, hasta mis fallos. Por ello, te prometo, no, mejor, te juro, que nunca cambiaré; siempre seré tu boba, tu niña.

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