jueves, 30 de junio de 2011

Una realidad cercana distorsionada.


Hoy he vuelto a soñar contigo. Lo raro es que no ha sido el mismo sueño de la otra vez; que ultimamente se repite más y más. Esta vez, estabas a mi lado. Tenías un par de años más, y yo también. Eramos mayores, por decirlo así. Vivíamos juntos, en una casa con unas puertas muy anchas -irónico, para que entrara mi enorme cabezón- y en el sueño, solo visualicé nuestra cama. Te vi a ti, tumbado en ella.
Noté al momento que estabas más mayor, pero tampoco mucho. Tu cabello estaba ligeramente despeinado, y pronto comprendi que fue por mi culpa.
Tenías una amplia sonrisa, y entre tus brazos tenías a una persona. Ella tenía el pelo largo, de un color algo oscuro, por lo cual, le tapaba el rostro. No se puede decir que estuviera muy delgada, pero tampoco estaba demasiado grande; para mi gusto, estaba normal. Reía tontamente entre tus brazos, y esa risa me recordó a algo. Contemplaba la escena como si aquello fuera una tortura para mi, como si el destino quisiera demostrarme que mi lugar estaba muy, muy lejos de ti. Pero entonces, ella movió un poco su cabeza, y me mostró su rostro; entonces me vi reflejada en ella. Con unos cuantos años más echados encima y con una gran sonrisa. Mis fracciones dulces aún seguían, y mi cabello estaba colocado de una forma distinta, con un flequillo recto. Estaba claro, era yo.
Y en ese justo momento, empezé a sentirte. Comenzaste a besar mi pelo, y mi vista cambio. Ya no veía a aquella chica; que había descubierto que era yo, sino que observaba a través de sus ojos, de mis ojos. Y sentía tus besos por mi cabello, que bajaban hasta mis mejillas. Entonces, inconscientemente, me di cuenta de que podía moverme. De que podía abrazarte a mi, y de lo cerca que te sentía. Te abrazé con fuerzas, con muchas fuerzas, quizás demasiadas, y en ese momento te reistes. Nunca había oído tu risa, pero me sonó tan...Tierna. Decidí girar mi cara para probar el sabor de tus labios. No estaba muy segura de aquello, ya que me sentía envuelta en una realidad distorsionada, que me había llevado a un futuro no muy lejano. Pero aparté un poco más mi cabello. Me dí cuenta que el flequillo recto me incomodaba, y apenas veía, pero que en el fondo, me quedaba bien. Y me incliné para besarte. Tú estabas divertido, y lo noté, también me di cuenta de la manera en la cual me mirabas, y supe que estabas realmente enamorado. Y empezó el beso. Me dejé llenar por aquella sensación, por sentir el roze de tus labios pegados a los mios. Por la manera en la cual me hacía sentirme llena, y tan, tan grande. Entonces, el ritmo del beso aceleró. Creo que tú te extrañastes un poco, pero no decidiste echarme atrás. Me dí cuenta de cuanto te gustaban mis besos, y a pesar de la pasión que había entre uno y otro -cortas paradas para poder respirar- había un gran cariño en ellos. Decidí hacerme adicta a tus labios, al sabor que se encontraba en ellos, y en ese momento me di cuenta que eran la peor droga que jamás consumiría. Y poco a poco, fui bajando el ritmo y llené tu boca de besos cortos, a los cuales solemos llamar picos. Tú me sonreíste, correspondiendo ante todos estos, y a la misma vez, me guiñaste un ojo. Me eché a reír tontamente sin saber por qué. Todo aquello, estaba claro que era un sueño, pero en parte, no lo sentía así. Me sentía viva, como nunca me había sentido y me dediqué a contemplarte durante unos minutos. Estaba segura de que el tiempo había pasado sobre nosotros. No estaba segura de que edad tendrías ahora, ni como serían nuestras vidas. No sabía en que ciudad estábamos, ni si al final ambos teníamos una bonita carrera que se encontraba cerca de casa. Quizás vivíamos cerca de mi suegra, o en un piso cercano a mi familia. Todo aquello, me era imposible de descubrir. Tan solo sabía, que estábamos juntos. A pesar de todo lo que nos rodeaba; que al final habíamos vencido a la distancia y al destino. Observé en un momento mi mano, con curiosidad de si se hallaba algo en ella, y relucía un bonito anillo. Era dorado, y justo en ese momento, supe lo que significaba. Estábamos casados. Me sentí la reina del palacio más bonito de todo aquel lugar, y decidí abrazarme con fuerzas a tu pecho. Decidí creer que aquello no era un sueño, tan solo que un hada madrina me había llevado a donde realmente deseaba estar; junto a ti. Se me hacía tan fácil respirar, tan fácil sentirte y soñar. Me di cuenta que aquello era lo que realmente quería, y entrelazé nuestras manos. Decidí apollarme en tu pecho y dejé que mis pensamientos me llenaran por dentro. No sé que estarías pensando en aquel momento, pero empezastes a acariciar mi mano y a apretarla con la tuya. Nunca olvidaré aquel momento. Nunca olvidaré aquel roze.
Entonces, empezamos a hablar, mientras que tus caricias no cesaban. Decidí mirarte a los ojos para quedarme imnotizada en tu mirada, y me encantó aquella sensación. No sé por qué, comenzamos a hablar de encontrarnos a unos enanos caminando por nuestra casa. A unos enanos en nuestros brazos, que fueran nuestros. Hablamos de los nombres que les pondríamos, y nos imaginamos por un momento aquella situación. Soñamos en eso. Soñamos con la pequeña Nerea, y el no tan pequeño Sergio. Imaginamos como sería tenerlos entre nuestros regazos, y sentí una vena maternal en mi. Pensé y traté de imaginarme con el vientre mucho más abultado, y sin pensarlo, comenzé a acariciarlo. Tú al verme, besastes mi frente, susurrandome al oido, muy, muy flojito: Tendremos a la enana Nerea y al pequeño Sergio, te lo prometo. ¿Me imaginas de padre?

martes, 28 de junio de 2011

Nuestro cielo.


Antes, me gustaba mirar por la ventana, para ver el cielo, observarlo y perderme en la belleza de el. Simplemente porque sabía que el era el único que existía, y también el que nos unía. Compartiamos el mismo cielo, al igual que el mismo sentimiento. Y casi todos los días, me paraba a observarlo, no deberías haberte puesto celoso de el, ya que lo miraba con los mismos ojos que a ti como si supiera que allí podría encontrarte. Me fijaba en que algunos días, el sol brillaba en el, y me preguntaba si en tu rostro había una gran sonrisa por ello, y el cielo tan solo quería hacernos las cosas más fáciles. Otros días, nubes trataban de acosarle, haciendo que se tiñera de un color parecido al morado, y en esos momentos, me preocupaba. No estaba segura de si intentaba decirme que todo lo que se ponía entre nosotros estaba poco a poco, asficciando. Y luego, estaba las veces en las cuales, después de una larga tormenta; llena de lágrimas, que quizás intentara mostrarme las tuyas mismas, salia poco a poco el arco iris. Con ello, trataba de entender que te habías calmado, y recordabas lo fácil que era estar a mi lado, lo fácil que era sonreír, y lo bonito que era amar. Había veces en las cuales el estaba completamente despejado, sin ninguna nube a su alrededor, entonces pensaba que no había ningún obstáculo que pudiera intrometerse entre nosotros. Pero luego estaban aquellos días en los cuales las nubes llenaban el cielo, sin hacerle llorar. En ese mismo momento sabía que entonces todos aquellos obstáculos no se borrarían sin más.
Estaba segura de que el cielo nos unía, quisieramos o no, y creo, que aún sigue haciéndolo. En cambio, cuando lo miro ahora, este como este, siempre termino por romper a llorar.
Al menos seguimos unidos a pesar de todo por un cielo, que a veces trata de mostrarme como estás.

lunes, 27 de junio de 2011

Te echo de menos.



La verdad, estos días se me están haciendo muy dificiles, aunque no se lo diga a nadie. Veo a las parejas por la calle, besandose, abrazandose, diciendoselo todo con una simple palabra...Y entonces, te imagino. Te veo, te veo a mi lado como si fueras tan solo fruto de mi imaginación. Siento que me besas, que me abrazas, que no eres más que un espiritu vagabundo que busca espacio en mi corazón. Siento como por un suspiro entras en mi, y del mismo modo, sales. Y ya no puedo recuperarte. No te encuentro entre la brisa, el aire ya no huele a ti. No te veo por las esquinas, ni te sueño entre un sueño y otro. No te encuentro en mi sonrisa, ni en mi vida, ya no te encuentro. Te busco por todos lados, pero has desaparecido. Me pregunto si debería colgar tu foto en los muros de mi corazón, en tu busca. Me pregunto si debería contactar una cita con el destino para que me de un billete de ida hacia el mismo. Me pregunto si debería dormirme y decidir no despertar en ese momento, para que acudas a mi rescate, pues sería así, ¿verdad? Me despertarías con un beso, tal y como un principe azul, y me susurrarias al oido todo, todo lo que has deseado decirme en este tiempo. Me pregunto si debería dejar de hacerme preguntas y aprender a vivir la vida sin ti. Pero el tiempo pasa, y yo te echo de menos. El tiempo pasa, y no te encuentro, ni en la brisa, ni en el aire, ni en el mar, tan solo en el fondo de mi corazón.
Hace ya tiempo, mucho tiempo, que te estoy buscando. Busco tu olor, las sensaciones que me hacias sentir, te busco a ti, pero al final, termino por rendirme. Ya quedan pocos recuerdos de tu amor; del suspiro que entro en mi vida, y del mismo modo, salio.

sábado, 25 de junio de 2011

viernes, 24 de junio de 2011

Una vez me dijeron, que cuando sueñas con una persona, es porque ella se durmió pensando en ti...


Hoy, he soñado contigo. He soñado con que te decía todo aquello que guardo escondido, en el fondo de mi corazón. Todo aquello que llevo mucho tiempo intentandotelo decir. Todo expresado con palabras, con muchas palabras. Mostrandote mi perdón, mis sueños, mis fantasias, mis ganas de tenerte aquí, conmigo. No sé por qué, pero en el sueño me sentía completamente segura de mi misma, de mis palabras. Estaba segura de que maduré, y de que no era la misma niña de antes. Estaba segura de que era cierto lo que decía, que quería ser tuya, y solo tuya. Sabía, en parte, que no merecía tu perdón, y ahora, también lo sé. Sé perfectamente que todo se arregle entre nosotros, no es imposible; pero si improbable.
En el sueño, te sentí tan cerca de mi. A pesar de estár todo expresado por simples palabras, te sentía. Entonces, me abrazastes por primera vez después de tanto tiempo; claro, no fue un abrazo físico, ya que hay cientos de kilómetros que se intrometen entre nuestros abrazos, pero lo hizistes, atravez de unos simples guiones. Y me sentí...Tan fuerte, tan grande. Me eché a llorar en ese mismo momento. Lloraba por la tristeza que me causaba haber tenido retenido ese abrazo durante tanto tiempo, pero también por la felicidad y la seguridad que me daba encontrarme entre tus brazos; pues siempre me sentí protegida de todo el mal. Y me besabas, no en los labios, pero me besabas. Tratabas de calmarme, y yo lo sé. Entonces, fui valiente, fui fuerte y decidí besarte. No estaba muy segura de cual sería tu reacción, pero en ese momento, lo necesitaba. Lo gritaba mi corazón, con fuerza, al ritmo de sus acelerados latidos. Y lo hize, a pesar de todo, a pesar de todo el tiempo que había decidido alejarnos, a pesar de la distancia, a pesar de todos los sueños que perdimos juntos, a pesar de que hacía mucho que no buscabamos el calor de nuestros abrazos y la dulzura de nuestros besos, lo hize. Te besé, y aunque fuera un sueño, no me arrepiento de ello. Por sorpresa, tú no me alejastes, ni dejastes que el paso de 7 meses le afectara a esto. Me besastes, recordastes el sabor de mis labios, lo bonito que era estár juntos, lo facil que era amar. Lloré en ese mismo momento, de alegría, de nostalgia, no lo sé, pero me eché a llorar, sin dejar que eso acabara.
En ese momento, quise detener el tiempo. Quisé que los sueños fueran realidad, y que este se cumpliera. En ese momento, me transladé por unos minutos a vivir allí, junto a ti, junto a tus labios, junto a tus manos que se entralazaban con las mias, junto al calor de estár achuchada por tus brazos y junto a la seguridad, junto al cariño. Y por un momento, recordé exactamente, como si fuera ayer, la sensación que sentia a tu lado. La sentí, a pesar de todo. Sentí como se me paraba el corazón, la ternura con la cual te miraba, y que todos nuestros sueños, tan solo habían estado guardados en un pequeño baul para llevarse a cabo en un futuro cercano; justamente, hoy.

Y como muchas veces, me desperté llorando, por la presión de tenerte tan lejos. Aunque hoy, sentí algo más que eso; sentí la necesidad de tenerte cerca, de poder experimentar lo que ocurrio hace tan solo unos minutos en aquel sueño. Me sentí tan pequeña, y tan vacia; como si me hubiera arrebatado a lo que más quería, sin previo aviso. Y continué llorando, abrazandome a la almohada.

Siempre, es siempre.



Hoy, no he parado de pensar en ti. No sé por qué, pero no podía sacarte de mi cabeza. Cuando esta mañana, me dijistes buenos días, sentí como el corazón se me salia del pecho. Después de 7 meses, hoy, exactamente hoy, he tenido un buenos días tuyo. Recuerdo la cara de boba que se me a quedado, y el leve cosquilleo que he sentido en mi vientre. Como me gusta experimentar esa sensación, y más si es producida por ti.
Después de eso, te he confesado varias cosas. No sé si te habrás dado cuenta, cariño, pero te he mostrado un nuevo mundo ante tus ojos; nuestro mundo. Como quien no quiere la cosa, te dije lo que haría inconscientemente si estuviera a tu lado; sé que no le has dado mucha importancia, pero yo sí. También, me he interesado por donde estarías estas vacaciones. No te he dado un por qué, pero lo voy a poner por aquí. Todos los años, precioso, suelo irme de viaje. Y tú ahora, estás en Madrid; la mayoría de los vuelos se cojen allí. Quería..Quería intentar verte, pero ahora, me es imposible. Quería poder correr hacia tus brazos, y no soltarte nunca más, con mi padre, con mi familia al lado, me daría igual. Quería besar tus labios para callar lo que fueras a decir, y ver cual sería tu respuesta. Quería demostrarte que sigo siendo la misma de ayer, y mis sentimientos siguen aun intactos, a pesar de todo este tiempo. Quería mostrarte todos mis sueños, todos los planes que teniamos escondidos para un futuro, y susurrarte al oido, muy muy flojo un te amo. Quería dejar todo lo que tengo por estar contigo. Quería escaparme contigo a un nuevo mundo. Quería perderme en tu mirada, y olvidar todas mis preocupaciones. Quería volver a sentirme tu pequeña, volver a sentirme tuya. Quería respirar entrecortadamente al sentirte tan cerca, y notar como mi corazón iba a más velocidad que nunca. Quería entrelazar tu mano con la mia, y darle un beso a esta, prometiendote de nuevo una cosa: prometo cumplir todas las promesas que poco a poco se llevo el viento.

jueves, 23 de junio de 2011

Buenos días, princesa.


Me acabo de levantar. Estoy ya demasiado aconstumbrada a la rutina de despertarme, y ver que no estás. Todos los días poco a poco, se me hacen iguales.
Simplemete abro los ojos, miro al reloj y suspiro, despeinando mi cabello, levantandome después y sentandome sobre mi cama, contemplandome al espejo. Entonces en se justo momento, me doy cuenta que todo es igual que ayer. Siempre, a pesar de saber que nunca será así, compruebo mi movil para ver si hay algún nuevo mensaje, un buenos días princesa, algo que cambie esta vida tan monotona; pero nunca es así. Ni un mensaje, ni una llamada perdida, no hay nada tuyo.
Lo confieso, aún sigo soñando despierta con poder acurrucarme en tus brazos. Con sentirte en mi cama, y saber que estás en ella. En poder tumbarme sobre ti, y pasarme toda la noche contemplandote, examinando cada una de tus expresiones, de tus sonrisas, de los lunares que puedas tener. Me gustaría llenar de besos tu cara, y poder pararme en tus labios para saber exactamente como saben. Y morderlos, estirarlos poco a poco, a la misma vez que te miro a los ojos. Perderme en tu mirada y que sobren las palabras. Bromear contigo, con simples tonterías de que "te quito la nariz" o "no, yo te amo mucho más". Poder hablar contigo, esta vez notando que puedes tocarme, abrazarme y besarme. Ver juntos el amanecer, a la vez que recuperamos aquel tiempo perdido, llenandonos de besos y caricias. Sentir tu mano deambulando por mi espalda y extremecerme al sentir tu respiración cerca de mi oido. Poder confesarte tantas cosas...Y guardar aquel momento en mi órgano vital, con llave, para siempre.

miércoles, 22 de junio de 2011

El principe azul.


Siempre desde pequeña, estuve buscando un príncipe azul. Aquel que me despertara por las mañanas con un "buenos días princesa", seguido de miles de besos; por mi frente, por mi nariz, por mi boca. El mismo que me trajera el desayuno a la cama y aún estando despeinada y recién levantada, admirara lo guapa que estoy así. Ese que aún teniendo que saltar miles de obstáculos lo hiciera sin pensar, solo para estar conmigo. Siempre he querido un príncipe azul que trepase los siete pisos de mi casa por las noches y me observara dormir. Aquel que dejara un rato a sus amigos para estar conmigo, y me preparara una velada romántica en las afueras de la ciudad. Siempre quise que me agarrara de la mano por la calle y me guiñara un ojo al verle de lejos. También de pequeña soñé con que me llamara de mil formas cariñosas, y tuviera una respuesta adecuada para cualquier situación. También quise que escribiera mi nombre con grafitti por todas las calles de Murcia, y por eso mismo se combirtiera en mi héroe. Que me diera una rosa cuando menos me lo esperara, sin tener un porque. El cual antes de acostarse me llamara al móvil para desearme unas buenas noches y que soñara con él. Ese que sin motivos me diría en todos los idiomas existentes un te amo.

La verdad, de pequeña soñaba muchas cosas. Siempre vivía en las nubes, y creo que todavía sigo haciéndolo. Ahora no quiero a un príncipe azul, ni tampoco uno verde.
Quiero a un chico que lo daba todo por estar conmigo aunque fuera unos minutos. El cual solía llamarme de mil modos y estoy realmente segura que hubiera dado todo lo que tenía por estar a mi lado un segundo. Un chico que aguanto, luchando contra el viento y la marea, contra el destino, y contra la distancia. Ese que sabía hacerme reír y sonreír cuando más lo necesitaba, y que con tan solo leer su nombre el corazón se me salia del pecho. Aquel con el cual soñaba un futuro, y aún lo sigo soñando, a pesar de no estar en mi presente. El chico que solía aparecerse en mis sueños, como un vago recuerdo de una época en mi vida. Ese chico de ojos marrones, y pelo del mismo color, que aún sigo teniendo en mi armario y en mi móvil. Aquel que tenía miles y millones de defectos, los cuales le hacían perfecto. Con el que era tan fácil soñar, ser feliz y sonreír... Que por ello mismo ya no querías a un príncipe azul.
Yo crecí junto a esa persona, reconozco que poco a poco maduré a su lado, y he crecido aconstumbrada al calor de su cariño. Sé que ya no soy como antes, y quizás quede muy poco en mi de aquella pequeña niña enamorada; pero puedo asegurar una cosa, lo de enamorada aún queda en la frase.
Puede que ya todo sea distinto, que todo haya acabado..Pero mi corazón no atiende a esa ley, y mi cabeza no es capaz de borrar esos simples recuerdos, que me hicieron feliz durante mucho tiempo.

Después de mucho pensar durante estos meses, me he dado cuenta que de pequeña no quería un príncipe azul. Quería a una persona que realmente me quisiera tal y como soy. Quería una persona que a pesar de que nadie estuviera de acuerdo con nosotros, estuviera dispuesta a perderse en un mundo perdido conmigo; y tengo claro que encontré a esa persona.
No se como llamarte, no se si príncipe azul, porque sé que realmente, no lo eres..No sé si debería llamarte amor, porque quizás ya no aceptes que te llame así. Pero..Creo que por ahora, te voy a llamar Sergio.
Sergio, sé que jamás vas a leer esto, pero..Me puedo hacer una pequeña ilusión. Quiero confesarte que lo siento, siento haber tirado a la borda todos nuestros planes del futuro, por una simple estupidez. Siento haber estado ahora más de 7 meses separada de ti, y sobre todo, siento, siento muchísimo no poderte tenerte aquí. Siento estar lejos de ti, siento hasta haber existido en tu vida. Siento haberte hecho daño, y no ser la princesa perfecta para tu cuento de hadas. Siento haber tardado en madurar, y en darme cuenta de lo importante que eres para mi. Siento decirte esto ahora, demasiado tarde y también siento sentir que debería olvidarte.
Siempre supe que no hay nada perfecto en esta vida, y tampoco nada que dure para siempre. Pero yo te lo prometí, y no me gusta sentirme una mentirosa. Yo me prometí irte a buscar, tener un futuro contigo y romper todo aquello que se pusiera por el medio. Yo me prometí a mi misma que las cosas buenas no son siempre un sueño. Planee lo que haría al verte, como reaccionaría, y sabía perfectamente que al principio me echaría a llorar. Soñaba con aquel momento, y calculaba los pocos años que me quedaban. Todos esos sueños y promesas..No te creas que han quedado en el olvido. Sé que nunca creí en un siempre, y menos ahora. Pero el mio, sigue en pie. Sigue en pie lo de ir a buscarte y lo siento si no quieres verme; lo tengo claro, en cuanto pueda cojo un billete de ida, pero no de vuelta..Y voy a por mi príncipe azul, a por mi amor, o a por ti, Sergio, como quieras que te llame.

martes, 21 de junio de 2011

Si tu saltas, yo salto.


Hace mucho tiempo que estoy pensando en ti, hace mucho tiempo que trato de olvidarte. Y hoy, justamente hoy, me di cuenta de una cosa. No se pueden borrar de tu mente unos simples recuerdos porque a uno le apetezca, ni puedes tratar de eliminar a una persona de tu órgano vital, al cual llaman corazón. Creo que he tardado en darme cuenta de que no es tan fácil que desaparezcas de mi vida, aún tratando de borrar cualquier recuerdo tuyo que esté a mi alrededor -una simple foto, un mensaje lleno de sueños, una fecha marcada, o un gran documento- Y ahora me doy realmente cuenta que todo lo que formo parte de un pasado, crea así nuestro futuro, y a la misma vez, afecta en nuestro presente.
Mi pasado fuiste tú, no es un pasado muy lejano, y aún tengo un leve recuerdo de como era estar a tu lado. De lo fácil que era soñar, para cumplir tus sueños después. Recuerdo perfectamente las noches en las cuales no podía dormir, tan solo porque estaba pensando en ti.
Y todos esos mensajes...Como olvidar todos esos mensajes. Por la mañana, por la tarde, por la noche; todos acabados con un te amo. Nunca olvidaría en toda mi vida, aún queriendo, la manera en la cual me hacías sonreír, la verdad, me gustaría poder experimentarlo en este momento. Es difícil de olvidar tus pequeñas manías y todos tus grandes defectos, aquellos que te hacían jodidamente perfecto. No quiero, no podría olvidar todos nuestros planes hacia un futuro cercano. Tampoco dejar de pensar en lo perfecto que hubiera sido si esta historia no hubiera tenido un final.

Todo mi pasado, está afectando a mi presente. Mi futuro, amor, estaba construido contigo, y sin más a venido una grúa, y lo a tirado por los suelos.
Ahora no tengo un futuro fijo, ni planeado, ni tampoco vivo un presente que se valla a quedar marcado en mi vida, pero tengo un gran pasado. Tengo al menos la suerte de poder recordarte. Aunque con el paso de los años, estoy segura, que poco a poco olvidaré el sabor de tus labios. Olvidaré como sonaban tus palabras, y como era el sonido de tu voz. Ya no recordaré como solías llamarme, ni derramaré mil lágrimas al ver un dieciséis en cualquier parte.
Puede que en un futuro, un futuro lejano, mi pasado no esté tan presente en mi como ahora, pero..Me gustaría decirte una cosa; Has sido mi pasado, por culpa del destino te fuiste de mi presente, pero...Ven en mi futuro, por favor. Aún nos quedan muchos sueños por cumplir, y muchos años por vivir. Si tu saltas, yo salto, ¿Recuerdas?

lunes, 20 de junio de 2011

La pequeña lucha.


Juntos quisimos vencer cualquier obstaculo. Luchabamos contra mucho; contra una simple pantalla, contra unos cuantos kilómetros de más, contra unos números insignidficantes de edad, contra un gran mapa y sobre todo, contra un destino que no quería saber nada de nosotros.

Juntos, fuimos felices. Superabamos no vernos, y a la misma vez los kilómetros que trataban de intrometerse entre nosotros. Juntos, fuimos capaz de aprender a amar a travez de una pantalla. De sentir los abrazos, los besos y las caricias, sin necesidad de el tacto. Fuimos capazes de entender y comprender que es aquello a lo que se le llama amor.
Juntos pudimos luchar contra el viento y la marea, sin hacernos el mayor daño. Pudimos contra el destino y contra todo lo que se pusiera por el medio. Era tán facil encontrar un motivo para ser feliz cuando nos estrechabamos entre nuestros brazos. Aprendimos a sonreir y a amar. A ser capaz de levantarse siempre que tropezabamos y a la misma vez, aprendimos que la distancia no es más que una palabra.
Juntos, lloramos. No realmente juntos, pero si unidos. Llorabamos por no poder vernos, por no ser capaz de borrar el destino de cada uno; porque siempre se podía ir a contra destino, pero es imposible borrarlo. Es dificil imaginarse la vida con una persona, a la cual no has visto. Es realmente triste tratar de imaginar, si no tienes ni un leve recuerdo, más que unas simples palabras y más palabras. Es horrible la angustia de despertarte por las noches llorando y no poder acurrucarte entre esos brazos.
Juntos, planeamos un futuro cercano. Con simples palabras, construiamos un camino que cada día se aproximaba más a nosotros. Soñamos, creamos y imaginamos un nuevo mundo, en el cual nosotros seríamos los únicos habitantes. Imaginamos inconscientemente, como sería nuestra casa; con puertas realmente grandes, para que entrara mi gran cabeza - por la mínima mania que tenía de decirme cabezota- soñamos en poder vernos este mismo verano y en lo que haríamos en ese mismo momento. Deseabamos besarnos, abrazarnos y susurrarnos al oido miles de palabras. También mirarnos, de manera que sobrara cualquier susurro. Planeamos que nos iriamos a vivir juntos, y yo por mi propia cuenta, planee irte a buscarle en cuanto me fuera posible. Añorabamos estar abrazados, aún sin haberlo sentido nunca y deseabamos mordernos los labios. Queríamos hacernos felices, crear un futuro en el cual solo existiera un nosotros.

Juntos...Juntos estabamos a pesar de todos los obstaculos. Prometimos que siempre sería así, y mi promesa aún sigue. A día de hoy, ya nada es lo mismo. Ya no buscamos el calor de nuestros abrazos, ni la dulzura de nuestros besos. Tan solo tratamos de encontrar un lugar en este mundo. Juntos, realmente juntos, poco a poco nos adaptamos a que el destino se hiziera de nuevo con nuestras vidas. Y juntos, siempre juntos, nos rendimos en esta pequeña lucha, en la cual ganó la distancia.

Te odio, amor.

Te odio con todas mis fuerzas.
Odio el leve recuerdo que tengo de ti. Odio apenas recordarme del sabor de tus labios, del aroma que desprendia tu pelo, de la sonrisa que se te ponia al verme. Odio sentir que mi mano no esta agarrada a la tuya. Odio soñar con el futuro yo sola. Odio dejar en la lista de espera todos nuestros planes. Odio tratar de odiarte. Odio odiarme. Odio tener que olvidarte. Odio no poder hacer nada por dejar de pensar en ti. Odio haberte conocido, para al final quedarme sin ti. Odio no poder besar tus labios, tu barbilla, tu nariz, tu pelo. Odio tener que vivir sin ti. Odio hacerme la idea de no verte jamás. Odio no poder luchar por mis sueños. Odio la distancia. Odio despertarme por las noches, llorando al tenerte tan lejos. Odio ver que no estás a mi lado. Odio soñar contigo. Odio buscarte en la lista de contactos de mi movil. Odio leer nuestros mensajes. Odio recordar tus te amos y las lágrimas que me provocan. Odio soñar despierta con poder estar a tu lado. Odio acosarte el tuenti a visitas. Odio que le digas cosas bonitas a otras. Odio que ya no estés conmigo. Odio haber soportado el frío invierno sin tus abrazos. Odio sentirme tan pequeña porque no te tengo a mi lado. Odio haber perdido a lo que más queria en este mundo. Odio a mi cabeza por no saber afrontarlo. Odio a mi corazón, por no haberte prohibido el paso.
Lo odio, lo odio, odio al amor.