jueves, 21 de junio de 2012

Y ya no me queda tiempo ni para ir a misa.

Y ahora no voy a hablar de ti, si no de mi. Voy a contarte cómo estoy, como me va sin ti. Estoy bien, y mal a la misma vez. El cansancio me abruma, y las energías son muy amplias. Estoy aquí, luchando por ser feliz. Contigo y sin ti, ya poco me importa. Solo sé que ha habido un fin, y no puedo seguir así. No puedo lamentarme, no puedo vivir por ti. Ni adorarte ni extrañarte, ni amarte ni desearte. No puedo soñar contigo, no puedo morirme por el simple hecho de querer ser tu abrigo. No puedo recordar tu aroma, ni perderme entre los folios que marcaban nuestra historia. No puedo sonreír, pero menos llorar al saber que no estás aquí. No puedo depender de ti, no para ser feliz, no para volver a resistir. Debo ser yo, yo misma y no morir. No puedo renegarme a seguir, no puedo pensar que todo dejará de existir. No puedo imaginar que ya no estás aquí, y menos saber que nunca llegarías a existir. No debo sonreír, sabiendo que ya nunca más pasarás por aquí, pero tampoco llorar, al saber que realmente tu quieres que sea así. Debo de ser yo, y dejar a un lado todo lo que sentí por ti. Pues ya no estás aquí, pues ya no quiero sentirte al fin. No quiero soñar contigo, ni recordarte, ni recordarme. De ti de mi, de lo nuestro, y del pasado. Quiero dejarte a un lado. Y he vuelto a hablar de mi, de mi sin ti. Estoy bien, aunque sinceramente esto sea mentir. Trato de creerme que nunca has llegado a existir, y de no extrañarte cuando te veo partir. Trato e no soñar contigo, de no llorar con tu presencia. Y trato de ser yo, esa chica a la cual tantísimo quisiste. La de siempre, solo que un poco diferente. Más mayor, pero también algo más pequeña. Pequeña por dentro, en mi interior. Y todo ha cambiado, y ya no queda una parte guardada para nuestro amor. Y ya he crecido, y ya no temo ver el sol. No temo sentir el amor, pero tampoco morirme al ver que todo cambia de color. Ya no temo a la vida ni a la muerte, ya no sueño con verte si tengo suerte. Ya no tengo metas, ni ilusiones, ahora vivo el día a día, dejándome llevar por la corriente. Y ya está, me da igual lo que opine la gente. Me da igual lo que la gente piense, de mi, de como soy, de mi forma de sentir la corriente. Y se acabó, no quiero seguir siendo paciente. Paciente a las lágrimas, a las idas y a las venidas, a tu huida. Y no quiero seguir aquí, esperando a que por fin el cielo acabe este sufrir que en antaño corre para dejarlo todo sin partir. Sin partir, sin ti, en la espera de que algo bueno ocurra al fin. Y soy yo, no otra persona. Y ya he crecido, he madurado, ya soy otra. Otra siendo la misma, me he mejorado. Ya sonrío, ya me guío. He encontrado a un ángel guardián que me sigue por el camino. Pero ya no quiero más amor, ni más consuelos, ni más besos. Ya no quiero sentir a nadie, ni a ti ni a un don nadie. Ya no quiero que seas tu, pero tampoco que sea otro. Y ya no quiero nada, el amor se ha ido, se a desvanecido desde el lado por el que escribo. Y ya no hay espacio para el cariño, para tu aroma, para tus sonrisas. Y ya no quedan tus palabras, ni aquellas formas de tu cuerpo bien marcadas para mi vista. Ya no queda , ni un ya nunca volverás. Ya no queda ni el recuerdo, que tanto me llegaba a marcar. Ahora estoy sola, y ya nunca nadie volverá.


No hay comentarios:

Publicar un comentario