viernes, 22 de junio de 2012

Sonríe, todo es más fácil.


He oído decir que hay que sonreír en todo. Que lo bueno a veces es malo, pero que lo malo casi siempre es bueno. He oído lo que muchos dicen, he dicho mucho que otros han oído. Me he perdido entre las palabras de otros, y me he encontrado entre las mías propias. He comprendido lo que es el bien, y aquello que se califica como el mal. A estar bien, ha ser feliz, y a llorar. He aprendido lo que es un todo, y también que significa aquello de perderse entre la nada. He encontrado el verdadero significado a ya no hay más, y también el cierto ha aquello de que todo terminará. Y ahora, como gran loca demente de este mundo que conozco, tengo derecho a hablar. A hablaros a vosotros, no más a ti mismo. No quiero hablar ahora de ti, ni de ti conmigo. Quiero hablar con unas grandes personas, con unas personas increíbles. Quiero hablar con varios, con varios anónimos perdidos entre el tiempo. Quiero que sepas lo importantes que son, lo grande que es su corazón. Quiero que les conozcas, que sepas cómo se dejan llevar al son del propio sol, aunque sé que tú nunca más querrías saber de algo que afecte a mi propio interior. Y voy a hablar con ellos, ya no contigo. Al menos por hoy, al menos por ahora. Quiero decirte que son grandes, y a ellos mismos que son increíbles. La vida es mala, la vida es cruel y dura. La vida, maldita película oscura. Sé que nada es fácil, que a veces un todo es difícil. Sé que las sonrisas cuestan, y más subir las cuestas. Sé que no estais bien, que el cielo os ataca aunque ni siquiera lo busqueis. Y también sé que lo bueno no viene, que las discursiones duelen. Pero todo irá bien, en algún momento. Un día el sol saldrá, y todo volverá a encajar. Sé que solo digo palabras, y que todo sigue igual, pero algún día encontraremos el final. Tu conmigo, vosotras a mi lado. Algún día todo dejará de ir más, de existir y de renegar. Y no solo hablo de ellas, si no de él. Somos muchos, todos unidos. No uno, ni dos, ni tres, quizás siete. Somos bastantes, únicos y valientes. Valiente el que ríe con el corazón llorando. Valiente el que sonríe, el que sigue luchando. Valiente el que sonríe, aunque no sienta nada de su parte. Valiente el que es único, el que a pesar de todo sigue adelante. Valientes los héroes anónimos, que aún siguen de mi parte. Valiente todo aquel que siga sin ayuda de un aguante. Valientes vosotros, queridos amigos de un poco más allá del levante. Valiente todo aquel que sepa lo que tiene delante. No quiero veros mal. No quiero que lloreis, que tan siquiera os lamenteis. Quiero deciros que sois grandes, que me importais. Y siempre será así, por muchos males que aguanteis. Hoy de forma excepcional, voy a centrar en una heroína entre las demás. Ella, bonita y preciosa. Ella, única como ninguna; de sus sonrisas aparecen vidas, y de sus lágrimas huidas. Ella, tan imperfecta como la vida. Con una personalidad, con un futuro y toda una condena. Ella, que se pierde entre las cadenas. Ella, tan perfecta como otros desean. Y ella, a la cual quiero tantísimo como las cadenas que asfisian su condena. Ella es preciosa, ella es ella. Ella es bella, como una flor en primavera. Y aunque no lo vea, no merece ninguna absurda condena. No merece que el tiempo le deje huella. Merece ánimos, y alegrías, no penas. Merece mirar hacia alante, no perderse hasta no encontrar el aguante. Quiero hablar con ella, y no contigo esta vez. Quiero decirle que lo bueno es cierto, y que no piense que va a perder. Que yo estoy con ella, que todo irá bien. Y que pase lo que pase, que siempre saldrá el amanecer.
Querida princesa de un cuento irreal, que lucha y sueña por las cadenas eliminar, no tengas miedo, que ya nada perderás,  pues la fría condena pronto acabará. Tu sigue hacia delante, y lucha sin parar, no tengas miedo, pues siempre habrá alguien leal, y sonríe aunque quieras llorar, pues pronto todo acabará, el negro se volverá gris, y el gris en blanco tornará. No llenes tu vida de una mala presencia sin más, ni dejes que malos actos acaben por hacerte marchar, dí todo lo que sientas, sin pensar en qué ocurrirá al final, y bien te sentirás, contigo mismo y los demás. Nunca temas a nada, princesa de mi bien estar, que pase lo que pase, tendrás un hueco en mi portal. Y sigue hacia delante, vuela sin parar. Pierdete entre tus fantasías, como siempre ansiastes sin final. Y ya está, olvídate de que algo malo podrá pasar. Pues tu conmigo, y yo contigo veremos la luz de este mal estar. Y juntas venceremos, y unidas nos uniremos. Y ya nunca más volveremos a sentir qué era aquello de estar mal, de llorar, de dejarnos influenciar. Sonríe, bella amante de mi estar, y nunca más llores, o acabaré por llorar. Contigo, pero no sin ti, no me pidas continuar, por que a tu lado soy feliz, estoy viva, ya que te siento respirar. Vamos pequeña, te juro que algún día podremos continuar.

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