lunes, 24 de septiembre de 2012

Vence a la muerte, sé más fuerte.

Una vez que abras los ojos y seas capaz de mirar al frente, bien comprenderás como te sientes. No debes morir mil veces, resucitar para luego volver a perderte. Ponte en pie y comienza de nuevo tu danza contra la muerte, baila al son de lo que opina la gente. Y con las virtudes al acecho, devora a todo aquel que se haga el estrecho. Mueve tu cabello, tu cuerpo, date un poco de desenfreno. Y muéstrale a la vida que le mundo es bello, que ya es demasiado tarde para que solo sea un juego. Que a veces lo malo llena todo lo bueno, pero que tú misma eres capaz de lograr todo cuanto quiero. Saca tu mejor arma, el quererte cuando encuentras la calma, cuando no está saciada tu garganta, y ataca contra ese dolor que se te atraganta. No vuelvas nunca más, a dejarte influenciar, a luchar por lo que un día los demás te llegaron a negar, o la muerte vencerá. Baila a su son, demuestra al mundo que para ti brilla el sol. Y observa como tu cuerpo cambió, como todo en ti se desfiguró. Fíjate en la tristeza, en como tus ojos rezan, pidiéndole ayuda a un Dios, a uno de esos que jamás obtiene perdón, uno de esos inventados con el corazón. Saca tu mejor vestido, esta noche te irás al olvido. Píntate, maquíllate, quizás no te vuelvas a ver. Y mírate al espejo, reconoce que no esta ahí lo que antes se encontraba en tu reflejo. Recorre lo que visualiza tu mirada, recuerda cuanto sentías que te faltaba. Péinate el cabello, ese que algún día te llegará hasta el suelo. Toma un último consuelo, que necesitarás bastantes fuerzas para esta danza contra el fuego. Déjate caer, pero no vencer. Miles de sombras marchitas, cubren ahora tu cuerpo de revista. Voces en tu cabeza, recordándote cuanto lejos de ti está la belleza. Lágrimas saladas, de nuevo la rabia desatada. Abrázate a ti misma, húndete en tu propia miseria. Y quiérete aunque no puedas, lucha por volver a ser aquello que antes eras. Sécate esas lágrimas, borra la tinta salada que se te quedo marcada, y nunca más tengas miedo de aquello que tu espejo te muestra cuando no existen los cuerdos, cuando la melancolía es lo mejor que tendrías, cuando la ausencia del cariño no te dejaría ni hacer poesías. Levántate del suelo, por mucho que temas volver a la ausencia de nuevo. Siente como te fallan los sentidos, como los mareos nunca por tu culpa se irán al olvido. Y de nuevo, obsérvate, y mira lo que has hecho contigo. Te has destrozado, aunque tu no lo hayas querido, por todo aquello que un día vino. Has hecho cambiar tu destino, y destrozar las páginas de lo que un día vino. Acoge a la felicidad, deja eso de no comer más, y vuelve a tu estado normal, a prosperar; esta noche debes arrasar. Limpia tu rostro, ese que se ensució por los malos escombros. Obsérvate otra vez, odiate como bien sabes hacer. Y escucha que la luna ya ha hecho lo que tenía que hacer, como las estrellas te susurran que debes crecer. Esboza una sonrisa, que la vida no está para vivir con prisas. Disfruta de la tristeza, vive una nueva vida de destrezas. Y comienza a caminar, avanza hasta el final. Esta es tu noche, tu terminal, y debes arrasar. Comienza a prosperar hasta llegar, a la danza con la muerte que nunca podrías haberte llegado a imaginar. Observa ese plato posado en tu altar, esperando a que tu cuerpo reaccione una vez más. Observa a otra lado, a las sombras tentar, escucha sus gritos, su histeria al contemplar, que por fin tu encontraste al final, que venciste a todo el mal, pues por fin te decidiste alimentar.

2 comentarios: