jueves, 4 de abril de 2013

La princesita que siempre sonreía.

Cuando suficiente nos sea suficiente ya nada nos podrá hacer más fuerte. Cuando todo nos quede pendiente ya no existirá aquello de jugar a perderse. Cuando la infancia se convierta en la muerte, ya no nos quedará un baile pendiente. Y ya no existirán más primaveras, ni otoños bajo las suelas. Ya no quedará el frío del invierno, la falta de nuestros besos. Ni la brisa de verano, ni los sueños que tanto deseamos. Cuando ya no exista el sol y el mundo nos diga adiós, se cerrará el telón.

Y se acabará esta actuación: tu mala vida, esa de vivir arrepentida y perder hasta las melodías. Esa que trataba de aquella niña fría. Esa donde tú eres la protagonista, que tan bien luces en las pistas. Esa que ya se fue, dile adiós  pues no puede volver, acoge tu nuevo papel: tú niña presumida, que afronta las caídas. Tú que quieres rebosar, luchar, que todo podrás superar. Tú, que antes eras de cristal. Vaya cambio de personalidad, no sé como soportas sin inseguridad. Vaya actriz, ojalá supiera como tú tan bien fingir. Que sabes reír y llorar, soñar y parecer ilusionar. Que te sabes enamorar, sin que te afecte en verdad. Que te sabes al mundo devorar. Vaya, me gustaría verte en la vida real; si tan valiente eres a pesar de lo que opinen los demás. Pero luego te observo, famosa de los cuentos, como te agobias por un susurro lento. Como sabes prosperar, la vida de todas aquellas y la tuya no para de girar. Gira entre las giras de las metas que antes cumplías, recuerda los cuerpos falsos que poseías. Y atácate a ti misma como en la guerra fría, haz que ahora se cierre el telón de la vida.


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