domingo, 21 de abril de 2013

Yo lejanía, tu osadía.

Inúndame de besos las costillas, que la luna sea complice de cuanto me harías. Envuelveme en tus caricias, que la oscuridad decida darnos risas. Haz en este momento de las fantasías en realidad, pues quizás pronto llegue el final. Y en esta noche, noche de dos donde algunos sin amor buscan el pecado de Dios, quiero entregarte un pedazito de mi corazón. Corazón perdido que tantas veces lanze al vacío, corazón perdido, que aún no sé como es que vivo. Quiero entregarte algo que es mío, y bajo las estrellas me buscas, con paciencia, encuentras. Sobre esta morada acomodada, bajo la luna que conoce nuestra cuartada, me besas, en los labios, con promesas de esas. Y que poco quiero que llegue el amanecer: quizás el sol me impida el volverte a ver, y solos tendremos que jugar a correr. En el sendero de la vida, que esta lleno de espinas, y por una extraña razón eres tú quien me guía. Quizás deberé acojer a mi fiel compañera la pastilla, tras esta noche para compensar las astillas. Pero estoy cansada de pensar en que pasaría. Entre tu cuerpo me encuentro, que no tiene descontento, estamos en una escena que no dirían los cuentos. Y ya está, que más dará si huracanes te alejarán de mi al despertar, si tal vez la tierra te comerá...Si puedo vivir el momento, perderme en nuestro encuentro. Bajo la luz de esa vela, mi melena pelea y sueña, sin ser controlada por su dueña. Y de pronto tus manos en las mías, en un enlace de ver cuanto durarías. Juegos desconocidos, ya he decidido decirle adiós al destino. Si estoy condenada a no vivir contigo, exprimiré cada momento para sentir eso de estar vivo. Mi fiera a despertado, sin dejar el amor a un lado, y ya muchos besos nos hemos dado. La luz se ha apagado. Entre tanta reflexión y juegos de dos, la vela decidió irse con su Dios, tan solo una suave fragancia nos dejó... Y puede que así también sea nuestro amor, efímero, dime campeón, que locuras me dirás cuando me abandones en mi estación. Y tu aquí, mirándome sin decir más que palabras de amor, y yo aquí, pero también allí, con mis miedos de nuestro fin. Pero tus labios me han hechizado, juntandose con los mios los hemos sellado. Pero mi llanto ya ha sido calmado, la confusión, el temor, sordos se han quedado en mi interior. Ahora solo esta el roce de tu piel, las caricias de tu ser, tus labios, no durmamos hasta el amanecer. Mantengamonos despiertos, te quiero ver. Quiero sentirte por doquier: analiza mis lunares, las marcas de los males, y cúrame las heridas con tu medicina, ya sabes. Susurrame al oído que no habrá quien nos pare. El contacto suave y tierno, que ahora siento, de estar posada en tu cuerpo, de tu calor, tu respirar, vaya corazón, que melodías me ofrece, amor. Y yo que tanto a veces aborrezco alguna canción...Anclada me he quedado, al sonido de tu voz, a como me grita tu corazón. Sé que desde ahora estoy presa de por vida, a adorar las veces que sonrías, a sonreír siempre que rías. Incluso me he acostumbrado a tus cosquillas, estas que ahora quieren tus manos frías, que me herizan, seguro que la luna nos tiene envidia... La oscuridad nunca se irá de nuestro lado, y tu guerrero, me susurras al oido que cuanto por el sol hubieras pagado. Lo triste es que esto no depende de los dos, del dinero, ni de un Dios, si no de paciencia y compresión: Sol tiene que aceptar la unión de la lejanía con nuestra osadía, pero antes deberá hablar con el día, aumentar el pacto que acordaríamos que nos uniría. Pues por más que nos engañemos, sabemos que el momento llegará, la luz nos cegará, y por mucho que nos busquemos, en los amaneceres vendrá la soledad, por mucho que ahora juguemos a parar, el tiempo y la forma de pensar. Te observo, te has quedado a un lado, pillado. Tu respiración por suerte no ha cesado, estás descansando. Es lógico, no eres chico nocturno, aunque en diurno yo este en estado oculto. Te has dormido, desperdiciando el tiempo que nos dio el destino para estar unidos. Bueno, mejor dicho, el tiempo que robamos como pecadores en el campo de los amores... Pero yo te apoyo en mi pecho, espero que tengas dulces sueños. Te beso, en la frente, en los labios, que comisuras, diablos. Que lástima que este prohibido el hecho de amarnos. Le dedico a tu cabello, besos y otros consuelos. A tu cuerpo palabras, poesías, para que no sienta las horas frías, y a tu oido, cuanto te diría. Espero que el timbre de mi voz resuene en lo que tu mente te represente. Espero que en cada ida te me hagas más fuerte. Y miro el reloj: queda media hora para que me digas adiós, vaya lástima que cada vez venga antes el Sol para burlarnos a los dos. He de aprovechar el tiempo, guardarme bien todos los momentos, pero sentir que no estas muerto, que es algo que presencio ante la falta de tus besos. Así que cierro los ojos, en tus huesos me apoyo. Huesos que poco a poco se volverán escombros..Pues me he dormido, vaya idiota, mi subcosciente a cedido. Y entre tus brazos soñé que burlabamos al destino, pero cuando desperte...Ya te habías ido. Solo me quedó el rastro de todo aquello que hizimos y vivimos, recuerdos, esos contactos poco cuerdos. Con lo agusto que estaba en tu cuartada, y ahora me encuentro en la nada. Perezosa, golpeo a la almohada: no puede compararse con el cuerpo de alguien a quien tanto se ama. Y levantandome de la cama, observo al Sol, esta allí en el cielo, el límite que nos quita el consuelo. Y se está riendo, de como gana en este juego. Así que resoplo y ignoro todo cuanto quiero, me tiro al suelo, hasta que la noche vuelva, a darme de lo único que quiero.

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