viernes, 5 de abril de 2013

Toda mi vida ha estado llena del lamento.

Por todo lo que decian los demás, embarcaste en un nuevo viaje sin final, tiraste a la borda tu libertad, y te encerraste, ya no queriendo nada más. Y todo por lo que parecían los demás; dijiste adiós a las fantasías y a las veces en las que lo bueno existía. Acogiste a la melancolía de compañía, y en un rincón empezaste a recordar todo aquello que te dirían. Se notaba tu inseguridad, miedo a fallar y no saber prosperar. Se notaba tu inmadurez, qué más darían los demás. Pero idiota como debes ser, te encerraste entre espada y la pared. Vendiste tu alma, yo lo sé, al diablo o a un mal ser. No sé si sigues siendo la misma de ayer, pues lo que había en antaño ya no lo puedo ver. Ya no esta esa sonrisa, tu forma de componer sin prisa, ni esas bellas caricias. Ya no estan tus metas en el sol, ahora todo incanzable es para las dos. Ya no tienes ese don. Don por el cual existias, que ahora solo usas cuando sientes que te moririas. Ya no existe ni la inspiración ni la canción, ya todo se olvidó. Ha pasado el tiempo, y en este tiempo encontraste el descontento. Por esperar de ti más de lo que podías dar, por dejarte llevar: porque al fin le diste al estallar.

 Ya no sé ni donde estás. Antes te buscaba para nuestras fantasías, componer y abandonar a las cosas frías. Pero desde hace dos primaveras ya ni te tengo en mi vera. Eres mi mitad, mi seguridad, aquello que me hacía estabilizar; eres todo cuanto antes podría soñar. Pero no, ya no estas. Te escondiste en un rincon, para ponerte a llorar. Y de nada ahora sirve prosperar, fingir, pues todo ira igual. Te arrojaste a la mar y yo no se nadar. No puedo rescatarte, ni volver hacia atras. Ojalá todo se pudiera solucionar, revovinar, cuanto daría por volver a soñar...
He de acostumbrarme a tu ausencia, pues ya estas en venta. Ya no eres parte de mi, ya ni te siento aquí. Ahora eres mal, dolor, abandoname por favor. Eres un guerrero rendido, un traidor. Eres quien apresiona a mi corazón. Y lo peor, es que eres yo. Yo soy tu consciencia, que te grita con paciencia. Y tu eres el mal, el mostruo que ha creado la sociedad. Tu eres lo que han conseguido los demás. Chica luchadora, que ahora llora. Te han encerrado, y ahora tu misma te has matado. Los pro lemas te han inundado, y yo he tratado de mantenerme a tu lado. Algunos me llamaban alma, yo prefiero llamarme calma. Pero tu ya no crees en mi, ni que en lo bueno pueda existir. Yo solo soy una de esas cosas más que te hacen sufrír, y como prefieres vivir en la ignorancia, tomas mis palabras como venganza. Todo por intentar sentirte aquí, que vuelvas a por mi. Pero he de afrontar que ya no será, pues llevo esperando varias primaveras y nunca te sientes bella. Tal vez es que hayas madurado de más, hayas entendido el mal de la vida y quieras un final. Tal vez es que demasiado te afectaron los demás; o puede que ya no tengas ganas de luchar. Por eso, has dejado a mi que soy tu espada, tu camisa desatada, y tus fuerzas tiradas, y eso que estás en el campo de batalla.. ¿Así que suficiente ya ha sido suficiente princesa, no vas a arreglar las cuentas pendientes? Tienes la mirada nublada, la adolescencia desbordada, parece que ya no te queda nada. La vida ya no te ofrecía lo que antes nos daba, y tu recelosa, muestras otra cuartada. A ver quién gana aquí, baile contra el morir. El pro lema es que ya ni tienes ganas para combatir. Y con la melena alborotada, las medias rasgadas, miras al frente y das una calada. En tus suspiros sale el humo y los restos de todo lo que hubo. En tu cuerpo quedan las sombras, y las marcas del.mal, lo que indica tu mala vida de verdad. En tu cuerpo, en tu realidad que tanto odias y no sabes afrontar. Aquella donde no me veras más. Pues me has echado, me has destrozado y dejado a un lado. Se ve que ya no necesitas de mi ayuda, que puedes desnuda. Pues una persona sin consciencia, es como la falta de libertad, el no saber volar de esa bella ave que se posa a tu lado mientras que tu melena danza al caminar. Pues una persona así, es como si no supiera ni respirar. Gracias a ese Dios falso que no existe de que te mantienes en pie, por el momento, pues pronto te vere caer. Lástima que tu a mi ya no me quieras ver, y que poco pueda hacer. Tus melenas alocadas, esa ropa que tanto te sobraba, esta rasgada, igual que tu piel, y el espejo te dice cosas que a mi no me parecen bien. Entonces te decides romper, y entre tus brazos, entras en un edén, en un tunel, donde ya nunca parará de llover. Donde ya ni te podré ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario