jueves, 4 de abril de 2013

Dime como podría tener complejo teniéndole en mi cuento.

Recorrer con mis manos su espalda, aquella que tantas caricias me guarda. A besos su cabello, hacerle llegar hasta el cielo, incluso sentir el desenfreno. Son cosas que tanto le debo, y tanto deseo. Recorrer el mundo entero, caminar hasta lugares inalcanzables, hacer que desaparezca de nuestro lenguaje la palabra improbable. Despertarle y besarle, hacerle ver que nuestros sentimientos son palpables. Y llenarle de caricias, consuelos cuando el mundo no sea bello, motivos por los que alumbrar al planeta entero. Hacer que nunca sienta el miedo, vencer todo cuanto temo, arroparle entre mis brazos, y que así jamás me eche de menos. Cantarle melodías, de esas que nadie entendería y que su oído bien acogería. Darle de mi amor, cariños para ese corazón, besos con mucho sabor. Endulzarle la vida, sin dejar que conozca que son las caídas. Ir a cada precipicio, no para arrojarse y abandonar al destino, si no para apreciar lo fuertes que somos unidos. Visualizar las tormentas, recordar la distancia que no nos atormenta, entrelazar nuestras manos, nuestros destinos anclados, darnos besos salados.
Que yo bien sé que muchas buenas sensaciones sin mi podría tener, pero soy yo quien conoce esta manera de querer. Soy yo quien le acaricia sin prisas, le provoca esas sonrisas. Quien conoce sus pesadillas, y las veces en las cuales solo lo malo existía. Conozco sus expresiones, como canta las canciones, incluso sus gustos y pasiones. Conozco su pasado, aquel que muchas otras habrán olvidado, y no lo dejo a un lado. Incluso sé de sus obligaciones, las cosas que detesta, sus manías y sus fantasías. Todas sus sonrisas, sus gestos cuando algo es perfecto. Cada tono de su voz, cada sonido para mi es inspiración. Cada risa, el sonido agradable que me eriza. Cada una de sus miradas, como puede entregarte el mundo cuando todo se para. Su forma de enfadarse, tranquilizarse, que tiene mucho aguante. Conozco su forma de tensarse, y de forma palpable. Y lo mejor es que me queda mucho por saber de aquí a alante. Me quedan miles de recuerdos que deberá contarme, sueños que cumpliremos, pesadillas de las cuales nos olvidaremos. Me queda no hacerle sentir celos, más que de la distancia, mas que del viento, que revuelve mi cabello. Me queda entregarme a su cuerpo, soñar despierto. Me queda llenarle de poesías, provocarle que sonría, y conocerle más de lo que debería. Aunque no me lo pueda creer, quiero más de él, quiero todo cuanto me pueda ofrecer. Me queda vivir con él miles de amanecer, despertarle y que no se lo pueda creer. Me queda no dormir por él, madrugadas despiertos a tutiplén. Me queda volverle a ver, y que esta operación se repita una y otra vez. Me queda disfrutar del presente, que no nos quede ninguna cuenta pendiente, incluso vencer a la muerte. Me queda vivir junto a él, y así disfrutar cada anochecer. Me queda incluso más por conocer. Me queda tanto como él me pueda ofrecer. Y aunque sé que muchas otras mucho también podrían hacer, empeñada estoy en mostrarle incluso al papel, que para mi le quiero tener. Para nada sirve la poesía, más que para alumbrar las horas frias, demostrar cuanto quería, y quedar constancia, en un futuro, de cuento sentía. Y bien decía la gente que afirmaba que el amor de un poeta nunca moría, que por este moriría. Le llenaré de mis versos, de esos que a algunos no les dejan muy cuerdos, para hacer que sonría al leerlos. Y le haré miles de promesas, pareados y metáforas, alternaré todo lo vivido para que nunca se lo lleve el olvido. Y así un día en un futuro estaremos leyendo unidos todo cuanto ha ocurrido, todo con lo que hemos podido. Y ahí ya habré cumplido tantas cuentas como le prometí a mi destino, Y ahí ya le habré comido, ya le tendré conmigo. Y allí viviremos de primaveras, veranos soleados, trasnochando. Y allí no existirá el mal, el "nunca jamás", estaremos en nuestro "mundo ideal". Haremos de la fantasía algo real; pues con él nada no es de verdad. Y así, al despertar entre mis brazos le haré estar. Y así, al madrugar, un motivo más tendremos para prosperar,  ya no necesitaremos ni soñar... Y así el mundo puede dejar de girar, pues seremos invencibles, como ahora siempre que está a mi vera.

                  Daniel+Marta 02/09/2012

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