miércoles, 25 de julio de 2012

El espanto de sentirme el llanto.

En mi esperanza no existe la palabra venganza. El rencor ya pidió nuestro perdón, ya no queda tiempo para los dos. Esta balanza ya no acepta el peso que nos falta. El amor ya no se quedó en nuestro corazón, ya se acabó nuestro cruel valor. Y ahora juntos miraremos al sol, y recordaremos cuanto amor perdió nuestro yaciente corazón. El miedo ya se borró, un hasta nunca se quedó. En la más dulce infancia una vez se olvidó, todo el cariño recibido sin conocer la pasión, ahora en la adolescencia se recreó, el sentimiento de culpa por nuestra unión. Tu dentro de mi, y yo dentro de ti, como si fueramos los complices de un sin fin. Y tu dueño del tiempo, y yo prisionera de los malos cuentos. Unidos del todo, como ahora me encuentro a este triste lodo. El sentimiento de la tristeza, recordando cuando me besas. La pasión del momento, susurros prohibidos de tu cuerpo. Aquel contacto tan intenso, recordando las noches que no tuvimos un intento. La soledad posada, sobre mis sabanas atada. Las lagrimas alarmadas, por ya no sentirme amada. Y dime como, consolar el tiempo en el cual tu estabas. El sentimiento de la culpa, tus caricias que ahora me asustan. Una adolescencia pasada, con la infancia abandonada. La madurez decidió hacerse de juez, con intereses por los que vencer. Y ahora tu sin mi, y yo sin ti, sin nada que hacer. Entre mis brazos pude tener, lo que mas quise y a saber, que acabé por perder, todo aquello cuanto soñé.

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