Estoy soñando con tus labios, que me siguen como esclavos, esos, que quieren devorarme a besos.
Pero estoy soñando con un recuerdo; con unos labios que ya ni siento.
Ahora, se los devora el viento, el que se cuela también entre mis huesos, y siento el frío sin el calor de tu cuerpo que ignorante cree que nada fue cierto y falsamente ignora todo cuanto le cuento, dejándose conquistar por el viento, sustituyendo así la falta de mis besos, y con abrigos el calor de los buenos momentos.
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