sábado, 13 de octubre de 2012

Escóndete del mundo, de tu propia realidad.


Y vive en el mundo de Nunca Jamás, donde el frío no llegará. Olvídate de todo aquello que vendrá, de que nunca podrías prosperar. Cubre tu rostro, muestra que eres la palabra asombro. No te dejes ver, ni aunque el cielo se vaya a caer. Exprésate, sin que tengan un rostro por el cual saber, por el cual criticar o ver, lo bella que puedes llegar a ser. Aléjate del mundo, de las veces que chocaste y acabaste en lo más profundo. Y dile hola a las melodías, a las veces en las cuales ya no fuiste mía. Vendete al Diablo, dile que no perteneces al grupo de los sagitario. Olvídate de todo aquello relacionado con un Dios, céntrate en que en algún momento tendrás que decir un adiós. Y abandona la realidad, vive la propia irrealidad, donde ya nada volverá. En tu rostro observaras, que nadie podrá contemplar, tu belleza, o tu mal estar. Ya nada quedará, ya nadie te recordará ni te irá a buscar. Sella un pacto con la muerte, y así quizás siéntete más fuerte. Observa tu cuerpo inerte, las veces en las cuales estuviste a contracorriente. Y demuéstrale a la gente que eres lo que un día temieron de repente, que por su culpa ahora te sientes menos paciente. Borra la melancolía, toda pizca de alegría, y comienza a vengarte que ya es día. Se cruel, déjate caer, piérdete y grava quien puedes llegar a ser. Aunque quizás nunca tu hubieras querido esto en el ayer, ya ha venido el oscurecer. La cordura falta por doquier, esta la amargura y las ganas de no mantenerse en pie. Ahora caminas sin querer, danzas con la muerte, ya ves. Eres inmortal aunque no lo crees, pues tus malos actos se recordarán una y otra vez. Con una media sonrisa mira al frente y ve, cuanto perdiste al no centrarte en lo nuevo de ver, por quedarte en el pasado para comprender, que el Diablo te hizo esclava de lo que nunca podrás tener, y que el destino no te ayudó a florecer. Marchita flor, con un impuro corazón, que siempre estuvo esperando al sol. Como un girasol, velando tras una y otra canción, en espera de la resurrección. Pero nunca llegará para ti el calor, la suave brisa o el amor, pues del mal se hizo todo tu esternón. Por dejarte caer, vencer y llegar a comprender que nunca más nada te iría bien. Por rendirte una y otra vez, por no luchar, mírate. Con el Diablo estás, vaya soledad. Allí creo que nunca te irán a buscar, por esconderte ni tu familia te recordará. Claro está, que todo lo malo tuyo prosperará, que el daño quedará, y que por tu culpa muchos encontraron el final. Pero tú querida ya no podrás tener más, la sangre no te compensará, ni nada te hará sentirte mejor en tu estar. Nada te saciará, como un vagabundo te sentirás, como un drogadicto sin su droga a pesar, de poseerla, pues la querrás cada vez más. Haz pagar, por todo lo que te hizo mal. Como en parte ya no existirás, ni te recordarán, deja tu huella más. Siente bien lo que es matar, adorar, dejar y amar. Recuerda a los que te querían de verdad, y sufre pues tu propia bondad. ¿Es que acaso algún día tu, mala bestia de mi estar, pudiste llegar a cuidar? A no destrozar cuanto tuviste, a tratar de ser fuerte, y luchar, a llenar de tu amor todo un camino a alcanzar. ¿Acaso una bestia puede amar? Una persona cambiada y destrozada, flor en una eternidad. Mirandolo desde mi punto de vista, no entiendo cuanto pudiste cambiar. Claro, que sin alma ahora estás, y lo único que seguramente querrás será el final. Y dime ahora qué le dirás, a todos aquellos que querías de verdad, cuando tu rostro ya no se vuelva a posar, cuando al verte no vean más que maldad. Ahora qué, ¿merecía la pena buscar aquel final? ¿Firmar un contrato no legal? ¿Venderse a cambio de un "algo más"? ¿Acaso ahora puedes soñar, y hacer algo más que recordar el tiempo atrás? Dime, princesa, ¿por qué no pensaste más? Gracias a esto has hecho a tu flor marchitar.

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