sábado, 23 de marzo de 2013

Mis manos estan llenas de la sangre de los ángeles.


Con tus errores a las espaldas, ya lo bueno ni te levanta. Con el miedo y el dolor, decides que ya no quieres ni a la canción. Donde fallo el amor, sal cubrió tu corazón. Echa azucar a tus heridas, endulza tu mala vida, y ya no recuerdes todo aquello que te diria. Tu espalda esta rasgada, tu infancia destrozada, tu adolescencia borrada. Ya no está, ni estarán, tus ganas de soñar. Y tú que antes sabías volar... Tú que antes no conocías el estar mal. Consuela con el alcohol a tu pobre corazón, amnesia todo cuanto te diga el dolor. Y demuestra así quizás que nada ocurrió, que nada de afectó. Mientete, engañate, que se supone que es lo mejor que sabes hacer. Y destrózate; asume la rutina, esa de que estás viva, deja de querer huir a la 'buena' vida. No te escondas, no duermas, el imsonio no está en venta. Respira, que si no se le quita la alegría. Y asume aquello que ahora te diría, aquello por lo que tanto apostarías y que ni existía. Y recuerda las noches frías, cuando solo el llanto te hacía compañía. Y recuerda la felicidad que poseías: aquella que tu allí, sin mí. Recuerda cuantas cosas no aborrecías. Que bonita era tu vida, cuando yo no aparecía para hacerte daño bajo las costillas. Que preciosa parecía, cuando no te obligaba a actuar como ahora harías. Que preciosidad tu antigua felicidad. Y que amargura, la forma en la que ahora me ignoras y te buscas una cura. Vaya princesita, que acaso se cree que a los cuentos visita. Vaya listilla, se acabó tu tiempo de clavarme las astillas. Yo mando aquí, ¿qué te hace dudarlo por allí? Yo controlo tu cuerpo, hago que se mueva a lo lento. Provoco que tiembles, cual terremoto terrestre. Provoco que te emociones, como antes hacian las canciones. Y te dejo sin aire, cual amor de los grandes. Te produzco dolor, físico, como hacer el amor. ¿Qué queja tienes de que me haya posado en tu estación? Reconócelo: en el fondo adoras mi forma de darte amor. El calor, de la sangre al derramarse por ese escalón. Sangre dulce, cálida, que monada...Y a ti en cambio te produce arcadas. Mareos, nausias, ganas de decir adiós o por favor. Ganas de abandonarme en un rincón. De tu odio surgí, con tus miedos me creaste a mi. Y con tus ganas de morir..Me asente dentro de ti. No te ofrezco la libertad, si no una forma de desahogarte, no más. Mejor dicho, eso deberías pensar. Pues soy peor que las anfetaminas, o cualquier droga de pacotilla. Soy tu lado oscuro, tu via de salida. Soy tu enfermedad, dichosa ilusa de cristal. Que con nada te rompes, y todo lo que hay dentro de ti ya se encuentra en desorden. Soy tu odio, lo que no quieren los demás. Soy tu poca valentía, tu cobardía. Soy lo que ahora nadie de tu alresesor sabrá. Soy lo que adorna tus vientres, toda la piel que haya estado pendiente. Soy tu mayor problema, y la forma de arreglarlos cuando pasas de los lemas. Soy tu prisión; una carcel en tu interior. Soy de quien nunca te librarás, de quien la gente sospechará. Soy quien un día tal vez te encuentre a encontrar el final. Soy amante del mal, quien te hace llorar. Ese dolor amargo, escozor..Tu tienes la culpa de todo lo que ocurrió. Tú, pecadora de ese a Dios. Dios que no es Dios pues nadie cuidaría ni te daría un perdón. Culpable de mi aparición. Condenada de por vida, tu la princesita no hace más que tratar de irse de rositas. Tratas de evitar y de no llamarme más, pero sabes que siempre vendrá: siempre vendrán tus problemas, y las ganas de cortarte las venas. Siempre vendrá tu ansiedad, tu angustia, y todo lo demás. Y todo por no quererte de verdad. Todo por dejar tus alas arrebatar. Todo, por todo lo que no se debe contar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario